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alegría que brilla en vuestro rostro, con las
alabanzas e invocaciones que salen de vuestros
labios en medio de una borrachera de alegría santa
y divina que, a la vista de la magnificencia de
esta casa, dedicada a la Señora, os inunda,
vosotros, vosotros mismos seguís, perpetuáis,
aumentáis la verdad, la certidumbre, la evidencia
de la sentencia profética: Beatam me dicent omnes
generationes.
>>Pero si María, admirando las grandes cosas
que había realizado el Omnipotente, colmada de
confusión por su humildad, mas llena de gratitud
hacia quien la había enriquecido con tan grandes
dones, exclamó que todas las generaciones la
bendecirían, su profunda humildad no la dejó
entrever que sería invocada por todas las
generaciones...
>>Sería demasiado largo tejer la infinita serie
de gracias que, por intercesión de María,
llovieron en todo tiempo sobre la Iglesia. Pero
>>qué necesidad hay de acudir a la historia de
siglos pasados, si tenemos aquí, ante los ojos,
este magnífico monumento de la protección de
María, invocada con el título que le es tan grato
de Auxilio de los Cristianos, que se ha hecho
sentir en esta hora a quien con fe la invoca? Este
templo, más que una invitación para recurrir a
María en busca de gracias, es un himno de
agradecimiento por los favores recibidos. Cada
piedra, cada ladrillo, cada uno de los adornos que
lo decoran, es un monumento de gratitud ((**It9.303**)) por un
favor recibido con la simple invocación de María
Auxiliadora, de modo que muy bien podemos decir
que María inspiró la idea, dirigió la obra, la
promovió, la alentó, la quiso y la edificó.
Aedificavit sibi domum (Edificó su casa) (Prov.
IX-1 ). Admiro la suntuosidad del edificio, la
riqueza de mármoles, la preciosidad de objetos que
lo adornan, pero más aún el prodigioso número de
milagros con los que María lo edificó.
>>Vengan el incrédulo y el sofista, contemplen
esta mole y nieguen, si pueden, que es un prodigio
de María. Prodigio de María, obrado en estos
desgraciados tiempos en los que la navecilla de
Pedro está tan agitada, los fieles atemorizados
cuando no descorazonados, la Iglesia en aflicción
y angustia, y obrado a propósito para presentarse
en la mayor necesidad, como Auxilio de los
cristianos, María Auxiliadora. Animo, pues,
queridos oyentes. Este templo es una prueba
evidente de las proféticas palabras divinas. >>Y
quién no vuelve a animarse, quién no descansa más
tranquilamente con la promesa divina de que portae
inferi non praevalebunt, al ver que, para
vergüenza de tantas guerras, la Iglesia triunfa y
levanta magníficos trofeos por sus victorias y los
fieles se enfervorizan para honrar a
(**Es9.285**))
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