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((**Es9.28**) ((**It9.16**)) Yo no podía explicarme el motivo de aquel decaimiento y del estado miserable de aquella multitud y pregunté a mi amigo: ->>Qué les sucede a éstos? >>Qué significa esto? -Gran carestía en el 1868, me respondió. >>No sabes que éstos no tienen con qué saciar su hambre? ->>Cómo?, dije yo. >>El estado en que se encuentran es consecuencia del hambre? -Así es en realidad. Yo, entretanto, seguía contemplando a aquella multitud que gritaba sin cesar: íHambre, hambre, tenemos hambre! Buscaban pan para comer y no lo encontraban, buscaban agua para apagar la sed que les abrasaba y no la hallaban. Entonces, lleno de angustia, dije a mi compañero: -Pero >>es que durante este año lloverán todos los males sobre esta desgraciada tierra? >>No habría algún medio para alejar de los hombres tanta desventura? -Sí que lo habría. El remedio sería que todos los hombres se pusiesen de acuerdo para no pecar; que dejasen de blasfemar; que honrasen a Jesús Sacramentado; que dirigiesen sus plegarias a la Santísima Virgen, hoy tan ingratamente olvidada por ellos. ->>Y esa hambre y esa sed, es por falta de alimento material o espiritual? El guía me contestó: -Lo uno y lo otro. A unos les faltará porque no quieren tenerlo y a otros porque no pueden. ->>Y el Oratorio, tendrá que padecer también estos males? >>Serán mis hijos también víctimas del cólera? El guía me miró de pies a cabeza y después me dijo: -Según. Es decir; si tus jóvenes se ponen de acuerdo para tener alejada de ellos la ofensa de Dios, honrando al mismo tiempo a Jesús Sacramentado y a la Santísima Virgen, se librarán de estos males, pues con semejantes salvaguardias se consigue todo, y sin ellas nada. Si proceden de otro modo, también ellos morirán. Ten presente que uno solo que cometiera pecado mortal, sería suficiente para atraer la indignación de Dios y el cólera sobre el Oratorio. Pregunté aún: ->>Tendrán que padecer también mis hijos la falta de alimentos? -íSeguro! También ellos tendrán que sufrir los efectos de la carestía. -A mí me parece que esta calamidad debería caer solamente sobre mí, pues soy yo quien debo proveerles de alimento. Si falta el pan en casa, no son ellos los que se deben preocupar de remediar este mal... -El hambre la sentirás tú y también tus hijos. Sus padres y bienhechores tendrán que sacrificarse mucho para pagar las pensiones y suministrarles otras muchas cosas necesarias. Serán numerosos los que no podrán pagar nada y la casa, falta de medios, no podrá atenderles en sus necesidades; por tanto, también ellos tendrán que padecer. ->>Les faltará también el alimento espiritual? ((**It9.17**)) -Sí; a unos porque no querrán tenerlo y a otros porque no podrán. Y mientras hablábamos seguíamos avanzando por aquel jardín. Pero de pronto observé que el cielo se cubría de negros nubarrones que presagiaban una próxima tormenta. Se había levantado un vendaval. Al mirar a mi alrededor, vi a los jóvenes que se habían dado a la huida. Abandonando a mi guía, eché a correr tratando de alcanzarlos para ponerme a(**Es9.28**))
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