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unos donativos y expuso ampliamente lo que
nosotros reducimos a unas líneas.
Vicente Destefanis, de Chieri, atormentado
durante siete meses por una fuerte enfermedad a
los ojos, tenía ya tan disminuida la visión que
temía perderla y quedarse ciego. Iba de mal en
peor, cuando una persona le aconsejó que se
encomendara a la Virgen Auxiliadora de los
Cristianos. Al mismo tiempo le indicaron unas
oraciones para recitar todos los días durante
determinado tiempo. Lleno de confianza, empezó a
hacerlo con toda el alma y enseguida advirtió que
disminuía notablemente su mal, tanto que, aún no
había terminado el día señalado, cuando podía
decirse que estaba completamente restablecido.
Una viuda de Chieri, Josefa Vitrotti, hacía
varios meses que tenía una especie de tumor en un
carrillo. Muchos médicos, después de haber probado
todos los medios que conocían, declararon que el
mal era incurable. Su sobrina, Josefa Gastaldi,
sufría también varios males en su cuerpo, sin que
nada le valieran los descubrimientos de la
ciencia; hasta cuando permanecía inmóvil en la
cama, la violencia del mal encogía y retorcía su
cuerpo. Así las cosas, como una y otra perdían
toda esperanza de curación, se les propuso hacer
una novena a la Virgen venerada con el título de
María Auxiliadora. De buena gana aceptaron el
consejo y empezaron con gran fe la novena
recitando las oraciones que les indicaron. Aún no
habían terminado la novena y la viuda se
encontraba curada de su tumor. Del mismo modo, la
sobrina pudo también levantarse de la cama al
mismo tiempo, andar y quedar libre de sus males.
Un jovencito de Chieri estaba atormentado por
una llaga en un brazo, que le producía agudísimos
dolores. El padre ya no sabía qué hacer, por lo
que le encomendó a María Auxiliadora y le llevó a
la nueva iglesia. Invocaron juntos ((**It9.279**)) la
protección de la que es Auxilio de los Cristianos
y el brazo enfermo quedó completamente sano. El
padre se marchó contento refiriendo lo sucedido a
su hijo y lo contó como una bendición de Dios
sobre toda la familia.
<>Se encontraba hacía casi cuatro años con una
mano enferma por una tenaz y descuidada
inflamación, que le incapacitaba hasta para comer
con ayuda de sus manos. Su madre había puesto en
juego todos los remedios de la ciencia para
curarla, pero en vano. Un
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