((**Es9.263**)
Terminada la misa, la iglesia siguió aún más
repleta de gente que antes. Entonces el Obispo de
Mondoví subió de nuevo al púlpito y pronunció una
emocionante y fervorosa plática.
<>.
Y pasó a tejer la historia de la ((**It9.277**)) gran
devoción que en todos los tiempos profesaron los
turineses a María y cómo esta madre, por su parte,
correspondió con una serie ininterrumpida de
gracias espirituales y materiales. Siguió después
hablando de las grandezas de María, como madre del
Verbo Divino, como hija del Eterno Padre, como
esposa del Espíritu Santo y concluyó diciendo que
podemos recurrir a ella como a madre que puede y
quiere conceder abundantemente sus divinos
tesoros.
Añadió finalmente el modo con que los hijos de
María pueden asegurarse la continuación de los
mismos beneficios tan necesarios para la vida
presente y la futura.
La razón de tan extraordinaria concurrencia a
una iglesia recientemente consagrada al culto
divino era múltiple. Las funciones y sermones de
obispos conocidos y renombrados por la
predicación; ser día festivo, que permitía asistir
a obreros y agricultores; la repetición que se
hacía aquel día de la música a toda orquesta y
coros de la antífona Sancta María y del Tantum
Ergo, habían estimulado el deseo general.
Añádase la voz, cada día más difundida, de que
la Santísima Virgen, en una solemnidad tan grande,
concedía gracias especiales, como en realidad
muchos andaban contando. No pocos iban para
agradecer a Dios las gracias recibidas y
generalmente procuraban llevar con ellos a otros
parientes o amigos. Por estas razones, veíanse
reunidos diversos personajes ilustres, procedentes
de Turín, Milán, Venecia, Bolonia, Florencia,
Roma, Nápoles y otras ciudades. La iglesia quedó
literalmente abarrotada de gente durante todo el
día. Hubo un momento en el que los de dentro no
podían salir y los de fuera no podían entrar.
Hubo muchos hechos aquel día que se atribuyeron
a gracias recibidas; mas, como la mayor parte eran
de orden espiritual, no fueron publicados; otros
eran de orden material, pero las personas
interesadas deseaban, por justos motivos, que no
se hablara de ellas.
Creemos, conveniente sin embargo transcribir
aquí algunos relatos.
((**It9.278**)) Una
persona de Chieri, muy respetable y digna de fe,
hizo
(**Es9.263**))
<Anterior: 9. 262><Siguiente: 9. 264>