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((**Es9.260**) párroco de la Gran Madre de Dios; el teólogo Arpino, párroco de San Pedro y San Pablo; el teólogo Lotteri, párroco de Santa María de la Plaza; y el sacerdote Juan Bonetti, director del seminario menor de Mirabello, que sustituía al párroco de Santa Teresa. Después del recreo del mediodía, hubo teatro con gran satisfacción para los alumnos. Se representó la comedia El ratero y hubo en los entreactos canciones y declamación de amenas poesías piamontesas. A las seis de la tarde, pontificó las vísperas el Obispo de Mondoví y predicó monseñor Gastaldi. Comenzó éste exponiendo su asombro al contemplar la nueva iglesia dedicada a la gran Madre de Dios, en aquel lugar antes baldío. Contó después brevemente la historia de los oratorios festivos y de la casa de Valdocco, que él mismo vio nacer y crecer ante sus ojos. Describió a continuación la finalidad de los oratorios y de la casa aneja y habló luego de la necesidad de educar religiosamente a la juventud, educación que sólo puede dar la Iglesia Católica. Finalmente alentó a los colaboradores a continuar su obra y animó a la extraordinaria muchedumbre de oyentes a sostener y promover esta institución que les acarrearía la bendición de Dios y la gratuidad de los hombres. Se terminó la jornada con la bendición del Santísimo Sacramento, impartida solemnemente por el Obispo de Mondoví. Entre tanto, aquellos señores que, después de haber asistido algún día a las fiestas, habían vuelto a sus ciudades, no salían de su admiración por cuanto habían visto y por las atenciones de don Bosco. Desde Milán escribían al caballero Oreglia la siguiente carta: ((**It9.274**)) Milán, 13 de junio de 1868 Muy apreciado Caballero: Apenas llegada a Milán, me siento en la obligación de dirigirle estas líneas para agradecer de corazón, tanto a usted como al M. R. don Bosco, su bondad y las atenciones que me dispensaron. Le aseguro que conservaré siempre el más grato recuerdo de los hermosos días ahí pasados, en la bonita ocasión de la inauguración del magnífico templo dedicado a María Auxiliadora. Me haría un gran favor, si pudiera enviarme, por medio de don Pablo Brambilla, portador de la presente, una medalla conmemorativa de la fiesta, de las que tienen grabada la fecha de la inauguración y la fachada de la iglesia, ya que me he dado cuenta de que las medallas que ayer me regaló don Bosco, no son de éstas, sino sencillamente de la Virgen. Le incluyo dos liras para la celebración de una misa, según la intención de mi hijo, que se encomienda particularmente a sus oraciones y a las de don Bosco. Lo (**Es9.260**))
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