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Las comuniones fueron aún más numerosas que en
los días anteriores. En la comunión general
participaron más de mil fieles.
Por causa de la procesión solemne en la
catedral, no hubo aquel día ninguna función
religiosa desde las nueve de la mañana hasta las
seis de la tarde. Gracias a ello, don Bosco tuvo
comodidad para hablar con diversos forasteros,
llegados a dar gracias a Dios por los beneficios
recibidos o para suplicar a la Santísima Virgen
que les auxiliase en las aflicciones que les
atormentaban. La sacristía estuvo constantemente
abarrotada de personas. Narraremos algunos de los
muchos hechos que condujeron a los devotos a
aquella solemnidad.
A las diez de la mañana se presentó en la
sacristía Luis Costamagna, hermano de don
Santiago.
-íHola, amigo! díjole don Bosco; >>qué hay?
-Vengo de Caramagna con mi esposa, para dar
gracias a María Auxiliadora por un singular favor,
debido a su intercesión.
->>Y se puede saber cuál ha sido?
-Claro que se puede saber; se lo cuento
enseguida. Mi esposa estaba enferma hacía mucho
tiempo y, pese a los cuidados de los médicos, se
encontraba a punto de morir. Una noche, cerca de
las once, parecía que iba a dar el último suspiro.
Como ya no sabía qué hacer, le ((**It9.259**)) dirigí
estas palabras: -<>. Sin decir palabra, la
enferma inclinó la cabeza indicando que aprobaba
mi proposición. íQué maravilla! Pocos minutos
después, mi esposa recobró el habla, comenzó a
mejorar, y en pocos días se encontró perfectamente
curada. Ahora hemos venido a Turín para cumplir
nuestra obligación, es decir, para recibir la
sagrada comunión en la nueva iglesia y hacer un
donativo según nuestra condición.
->>Podréis darme por escrito lo que me habéis
contado?
-Aquí está, lo tenía preparado. En él están
expuestos los detalles de la enfermedad; puede
publicarlo, si a usted le place, para gloria de
Dios y honra de la bienaventurada Virgen María.
Mientras hablaba Costamagna con don Bosco,
presentóse ante el Venerable un pobre hombre que
llevaba a un niño de la mano y, sin más
preámbulos, le dijo:
-Vengo de Bra para dar gracias a la Virgen
Auxiliadora. Mi hijo casi había perdido la vista.
Los más famosos médicos no sabían qué sugerirme;
he hecho la novena con promesa de venir a cumplir
mis devociones en esta iglesia y aquí estoy para
ello, puesto que mi hijo curó del todo. íMírelo,
qué bien está y qué limpios tiene los ojos!
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