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CASA DE S. A. R. EL DUQUE DE AOSTA
OFICINA DEL GRAN MAESTRE
Turín, 8 de junio de 1868
M. R. Señor Teólogo:
La noticia de la consagración de la nueva
iglesia levantada en Valdocco, cuya primera piedra
colocó S. A. R. el duque de Aosta, causó a S. A.
la más grata impresión.
((**It9.234**)) Me
encarga el Augusto Príncipe presente a usted que,
con tanto celo y rapidez llevó a cabo una obra tan
hermosa, sus más sinceras felicitaciones y, al
mismo tiempo, le agradezca la delicada atención
habida de comunicarle esta consagración.
S. A. R. procurará ciertamente hallar un
momento para acudir uno de estos días, en forma
enteramente privada a visitar su iglesia y, por
cuanto le sea posible, no dejaré de advertírselo
con tiempo a V. M. R. S.
Acepte entre tanto la expresión de los
respetuosos sentimientos con los que me profeso.
De V.S.
Su
seguro servidor
R.
MORRA
Primer
ayudante de campo de S. A. R.
A la par de las invitaciones, el Siervo de Dios
seguía repartiendo estampas en negro y en colores
del cuadro de Lorenzone, lo mismo que medallas,
acuñadas en Roma y bendecidas por él, con la
efigie de María Auxiliadora. Los efectos
maravillosos de éstas pueden calcularse por las
peticiones que los fieles hacían de las mismas.
Enseguida se distribuyeron muchos millares; y muy
pronto llegaron a centenares de millar cada año.
Después de la muerte de don Bosco, se repartió
anualmente un millón de ellas: una vez bendecidas,
las enviaba el jefe de almacén, José Rossi, como
él mismo nos lo aseguraba en 1904, mientras
seguían llegando incesantemente pedidos.
En fin, el Venerable rogó a señores de la más
alta sociedad de Turín
que se prestaran para hacer la cuestación a la
puerta de la iglesia: y ellos aceptaron de mil
amores. Así escribía al Conde de Viancino:
Turín, 6 de junio de 1868
Carísimo señor Conde:
Creo que ya habrá recibido el programa para la
consagración de la iglesia. Del 9 al 17 del
corriente, usted será el dueño de nuestra casa,
rogándole se quede a comer
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