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los pies del campanario y elevadas con el
montacargas al puesto destinado. Mientras subían,
tocaba la banda y aplaudía la multitud.
Para no cargar su gran peso sobre las columnas de
la torre, se había hecho un andamio de hierro que
se apoyaba en el rellano de las ventanas y debía
sostenerlas. Para facilitar su volteo, en lugar de
las acostumbradas gruesas mazas de madera con un
largo brazo, estaban provistas de pequeñas mazas
de hierro fundido y una ancha rueda.
Para tocarlas durante aquellos días de fiesta
llegó de Strevi el señor Porta, maestro en el arte
de las campanas, el cual ya las había probado en
la iglesia.
Otras ideas preocupaban a don Bosco para
arreglar los ((**It9.207**))
terrenos adquiridos delante de la iglesia. Al
salir de la misma se bajaba a una explanada ya
arreglada, de cuarenta y nueve metros de larga por
dieciséis de ancha. Debía estar separada por una
hermosa verja de hierro, y el Ayuntamiento daba
permiso, el 7 de mayo, para que fuera puesta en su
sitio. Rozaba ésta con la calle Cottolengo y de la
otra parte había sido trazada la plaza hasta el
paseo hoy llamado Reina Margarita, aún sin nivelar
y llena de ramblas.
Por aquí atravesaba a veces don Bosco para ir a
la ciudad. Salió un día, acompañado de don Juan
Garino y, mirando con viva complacencia la fachada
de la iglesia, le dijo:
-Aquí, en medio, me gustaría levantar un
monumento que representara a Moisés en actitud de
golpear la roca y hacer brotar de ella unos
chorros de agua que fueran recogidos en un
estanque.
Y volviendo los ojos en derredor añadió que, en
aquella plaza tenía intención de construir un gran
edificio que sirviese para hospedar sacerdotes,
bienhechores, bienhechoras y padres de alumnos,
que viniesen a Turín para visitar la iglesia y
asistir a las funciones solemnes.
Pero, antes de ver cumplidos sus proyectos, era
necesario comprar unos trozos de tierra que
pertenecían a diversos propietarios. El 5 de mayo
de 1868, con escritura otorgada por Zerboglio,
compró un terreno de 0,00,47 hectáreas de la
señora C. Polissena Pullini, viuda de Rocci, a su
hija Clementina y los cuñados Rocci. Y andaba en
tratos de compra, que terminaron el 29 de junio de
1868, según escritura otorgada por Pavesio, con el
caballero Tomás Gamacchio, que le vendía treinta y
tres áreas y noventa centiáreas con derecho a
riego, por cinco mil setecientas ochenta y cinco
liras. Este terreno, que pertenecía al Seminario
Arzobispal de Turín, había pasado, por ley del 15
de agosto de 1867, N.° 3848, al patrimonio del
Estado, y
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