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también, con los brazos abiertos, como ofreciendo
sus gracias y su misericordia a quien recurre a su
augusta Madre. Tras Ella se abre como un rincón
del cielo, alrededor del cual se ven coros de
angelitos, que le rinden pleitesía como a su
reina.
En la parte superior del cuadro está
representado Dios Padre, con el ojo simbólico, y
un poco más abajo el Espíritu Santo en forma de
paloma; desde allí llueven rayos de luz que van a
posarse sobre la cabeza y alrededor de la Virgen,
como para decirle: Ave, María; virtus Altissimi
obumbravit tibi (la virtud del Altísimo te cubrió
con su sombra).
((**It9.201**)) Abajo,
divididos en dos alas, aparecen gradualmente
colocados, apóstoles y evangelistas en tamaño un
poco mayor que el natural. Arrobados en dulce
éxtasis, contemplan atónitos a su Reina: Regina
Apostolorum, ora pro nobis. San Pedro y San Pablo
resaltan en el medio. Entre ellos se abre un paso
desde el cual se ve al fondo el Santuario de
Valdocco y el Oratorio, con los caseríos que lo
rodeaban en aquel tiempo, y las colinas de
Superga.
Es el punto desde donde los devotos dan gracias
a la Santísima Virgen por los favores recibidos y
la su plican siga mostrándose Madre de
misericordia en los graves peligros de la vida
presente.
Mérito singular del cuadro es la idea religiosa
que produce una devota impresión en el corazón de
quien lo contempla.
Llamó la atención que no hubiera habido ninguna
desgracia entre los obreros durante el tiempo que
duró la construcción de esta iglesia y se dijo que
era un milagro. Sólo don Angel Savio, que vigilaba
la fiel ejecución de los planos, estando en los
andamios a la altura de la cúpula, puso los pies
en el extremo de un tablón que se levantó, pero él
no cayó, porque pudo agarrarse a un madero. Esto
no debe maravillar, ya que cada ladrillo del
sagrado edificio recuerda una gracia obtenida de
la Augusta Reina del Cielo.
Una sexta parte del coste, casi de un millón,
fue cubierta por los generosos donativos de
personas devotas; el resto procedía de pequeñas
limosnas de los que habían sido beneficiados por
María en la salud, en los bienes, en la familia o
de otra manera. Así consta en un registro que se
llevó regularmente, y así lo afirmó don Bosco.
Apareció con evidencia la protección de María
Santísima durante la época de los estragos del
cólera. Don Bosco escribía de <(**Es9.199**))
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