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política no aprobaba y cuyo cargo envidiaba.
Aturdido por las adulaciones, en junio de 1864 fue
a Nápoles contra la voluntad del Padre Santo, so
pretexto de restablecer su quebrantada salud. Fue
recibido en la frontera con grandes honores y los
diarios liberales propalaron que De Andrea,
patriota y partidario del progreso, rompía con
Antonelli y con los jesuitas.
El Cardenal escribía desde Nápoles una carta en
su defensa el 28 de diciembre de 1864 al director
del Conciliatore. La Unidad Catolica la publicó en
su número 6 de enero de 1865. Dicha carta
terminaba así: De hoy en adelante me mantendré en
silencio. Porque es cierto que no todos emplean
con rectitud la mente y la lengua. Era una
acusación desleal y mentirosa, porque el cardenal
Antonelli era el mejor de sus amigos y el más
apasionado de sus defensores.
De Andrea era obispo de la diócesis de Sabina y
Abad Comendatario de Subiaco; como Sabina estaba
aneja al reino de Italia, el Gobierno de Florencia
tomaba a su favor el embargo puesto sobre las
rentas del Obispado, pero no hacía lo mismo con
las de otros cardenales. Y Su Eminencia, en la
carta pastoral de Cuaresma, con fecha del 15 de
febrero de 1865, anunciaba a sus diocesanos que su
delicada salud le obligaba a prolongar su estancia
en Nápoles; y recordaba cómo, por la defensa y
esplendor del Pontificado Romano y de la Religión
Católica, había sufrido estrecheces y peligros en
su Legación Suiza y en los tumultos republicanos
de Roma, en 1848, cuando, apenas salvado el
Pontífice, la vio abandonada por aquéllos que
tenían gravísima obligación de defenderla con su
propio pecho.
Al ver que el Cardenal se obstinaba, el Papa,
con un Breve del mismo mes, le quitó la
remuneración cardenalicia, por no residir en la
diócesis y él, en el mes de mayo, hizo imprimir
una carta en Nápoles dirigida al cardenal Mario
Mattei, decano del Sacro Colegio, protestanto
contra aquel decreto.
((**It9.185**)) Los
periódicos la reprodujeron y los más libertinos
hicieron con ella picantes comentarios contra el
Cardenal que la había escrito y contra los otros
Cardenales atacados en su carta. Esta acompañaba,
al final de la misma, unos certificados médicos
declarando que De Andrea estaba verdaderamente
enfermo.
íY ciertamente debía estarlo!
El 8 de junio, ofendido por dos artículos del
teólogo Margotti (uno del 23 de abril y otro del
20 de mayo), el Eminentísimo apercibía con
insultos, de acuerdo con la ley, a la Unidad
Católica, por haber publicado su carta al Cardenal
Decano y su intimación, haciendo notar que el
Eminentísimo Antonelli abusaba del poder
(**Es9.185**))
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