((**Es9.180**)
-Predica en todas partes contra la inmodestia.
Basta avisarles de una manera general y no olvides
que, aunque lo hicieras particularmente, te harían
mil promesas, pero no siempre sinceramente. Para
conseguir un propósito decidido se necesita la
gracia de Dios, la cual no faltará nunca a tus
jóvenes si ellos se la piden. Dios es tan bueno
que manifiesta especialmente su poder en
compadecer y en perdonar. Oración y sacrificio,
pues, por tu parte. Y los jóvenes, que escuchen
tus amonestaciones, que pregunten a su conciencia
y ella les sugerirá lo que deben hacer.
Y seguidamente hablamos por espacio de casi
media hora sobre las condiciones necesarias para
hacer una buena confesión.
El guía repitió después varias veces en voz
alta:
-Avertere!... Avertere! (íApartar!...
íApartar!)
->>Qué quieres decir con esa exclamación?
-íQue cambien de vida!... íQue cambien de vida!
Yo, confundido ante aquella revelación, incliné
la cabeza y estaba para retirarme, cuando él me
volvió a llamar y me dijo:
-Todavía no lo has visto todo.
Y, volviéndose hacia otra parte, levantó otro
gran velo sobre el cual estaba escrito: Qui volunt
divites fieri, incidunt in tentationem et laqueum
diaboli. (Los que quieren hacerse ricos, caen en
la tentación y en el lazo del demonio).
Lo leí y dije:
-Esto no interesa a mis jóvenes, porque son
pobres, como yo; nosotros no somos ricos ni
buscamos las riquezas. íNi siquiera nos pasan por
la imaginación!
Al correr el velo vi al fondo cierto número de
jóvenes, todos conocidos, que sufrían como los
primeros que contemplé, y el guía, señalándolos,
me respondió:
-Sí, también interesa esa inscripción a tus
muchachos.
-Explícame entonces el significado del término
divites (ricos).
Y siguió él diciendo:
-Por ejemplo, algunos de tus jóvenes tienen el
corazón apegado a un objeto material, de forma que
este afecto desordenado les aparta del amor a
Dios, faltando, por tanto, a la piedad y a la
mansedumbre. No sólo se puede pervertir el corazón
con el uso de las riquezas, sino también con el
deseo de las mismas, tanto más si este deseo va
contra la justicia. Tus jóvenes son pobres; pero
has de saber que la gula y el ocio son malos
consejeros. Hay algunos que en el propio pueblo se
hicieron culpables de hurtos considerables y, a
pesar de que pueden hacerlo, no piensan en
restituir. ((**It9.179**)) Hay
quien piensa abrir la despensa con ganzúas; y
quien intenta penetrar en las dependencias del
Prefecto o del Ecónomo; quien registra los es de
los compañeros para apoderarse de comestibles,
dinero u otros objetos; quien hace acopio de
cuadernos y de libros para su uso...
Me dijo el nombre de éstos y de otros más, y
continuó:
-Algunos se encuentran aquí por haberse
apropiado prendas de vestir, ropa blanca,
cubrecamas y capas que pertenecían al Oratorio,
para enviarlas a sus casas. Algunos, por algún
otro daño grave, ocasionado voluntariamente y no
reparado.Otros, por no haber restituido objetos y
cosas que les habían prestado, y alguno por haber
retenido dinero que se le había confiado para que
lo entregase al Superior:
Y concluyó diciendo:
-Y puesto que te fueron indicados estos tales,
avísales, diles que desechen los deseos inútiles y
nocivos; que sean obedientes a la ley de Dios y
celosos del propio honor; de otra forma la codicia
los llevará a mayores excesos, que les sumergirán
en el dolor, la muerte y la perdición.
(**Es9.180**))
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