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dicho santuario, de cuyo origen hay una tradición
constante y universal.
Cierta familia de Ponzone tenía una hija muda.
Sus padres la enviaban con frecuencia a llevar el
ganado a pastar al monte, junto al rellano donde
se levanta hoy el santuario. Y he aquí que un día
se le apareció una Señora de hermosura celestial,
magníficamente ataviada. Una dulce sonrisa
afloraba a sus labios y brotaban de sus ojos
bondad y dulzura indescriptibles. Ante aquella
aparición, la buena niña quedó extasiada y, al
contemplarla, sentía que su alma se inundaba en un
mar de alegría. Enseguida comprendió que la
hermosa Señora no podía ser más que la Reina del
Cielo.
-Ve a casa, díjole María Santísima, y di a tus
padres que comuniquen a los habitantes del pueblo
y de los alrededores que levanten en este lugar un
templo en mi honor.
Y desapareció.
La buena niña bajó corriendo del monte,
presentóse a sus padres y, como si nunca hubiera
estado muda, empezó a hablar con soltura y a
contar la aparición de la Virgen ((**It9.3**)) y las
palabras que oyó de sus labios maternales. Los
padres quedaron sorprendentemente asombrados del
evidente milagro de la muda, que había adquirido
el habla, y creyeron. Con ellos creyeron todos los
habitantes de los pueblos vecinos y, en poco
tiempo, se levantó el sagrado edificio. Desde
entonces hasta nuestros días fueron innumerables
las gracias espirituales y temporales concedidas
por María Santísima a sus devotos.
Don Bosco buscó documentos, visitó archivos,
consultó apuntes eclesiásticos y hasta parece que
fue a Ponzano.
El santuario se levanta al presente en un
rellano del monte y está cercado por un fuerte
muro, con una alta puerta en arcada para entrar.
La iglesia es de una sola nave bastante grande, de
hermosa y majestuosa traza, enlucida con escayola
y pinturas; tiene cinco altares y en el mayor una
estatua de la Santísima Virgen muy venerada desde
tiempo inmemorial.
Acerca del opúsculo, escrito por don Bosco,
tenemos el siguiente documento:
V.J.M.y J.
Rvmo. Sr. Don Juan Bosco:
He recibido el manuscrito con la historia de
este santuario. Cumpliendo cuanto su V. S. Rvma.
me comunica en su apreciadísima última, lo he
leído y releído. Me(**Es9.16**))
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