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Don Bosco volvía al Oratorio. En Turín andaban
ocupados, Gobierno y Ayuntamiento, en la
preparación de las fiestas para la boda de S. A.
R. el príncipe Humberto, primogénito de S. M. el
rey Víctor Manuel II, con S. A. R. la princesa
Margarita, hija del difunto duque de Génova,
hermano del mismo Rey. El 20 de abril llegó de
Berlín, para asistir a la boda, el Príncipe
heredero de Prusia. El mismo día vino de París el
príncipe Napoleón, que había sido precedido por su
esposa, la princesa Clotilde, y por la reina de
Portugal, María Pía, hermanas ambas del esposo.
Don Juan B. Francesia notificaba al Caballero
estos preparativos y lo que acontecía en el
Oratorio.
Turín,
18 de abril de 1868
Carísimo caballero Oreglia:
Don Bosco ha estado bastante mal de salud
durante los pasados días y fue a Lanzo para
reponerse. El estado general de la casa no es
malo, sino al contrario, bueno; hay algunos con
mal a los ojos, et hic finis (y es todo). Ayer
llegó Su Majestad María Pía de Portugal, que fue
recibida con bastante frialdad por la población...
El trabajo para el librito sobre María
Auxiliadora ya está compuesto, aunque todavía no
se ha empezado a imprimir. íCuántas
complicaciones! íCuántos revisores eclesiásticos
lentos, lentísimos, pese a haber sido revisado el
trabajo precisamente por monseñor Galletti!
Los trabajos de la iglesia marchan bien. El
pavimento del presbiterio ha resultado precioso y
ya está acabado. Esta semana se colocan los dos
altares laterales y dentro del mes se podrán poner
en su sitio algunos confesonarios...
No he vuelto a ver al marqués Villarios que
seguramente se ha marchado.
FRANCESIA, Pbro.
El 19 de abril comenzaron los festejos
principescos con una representación de gala
benéfica en un teatro. El 21 se firmó el ((**It9.137**))
contrato nupcial, con asistencia de príncipes
extranjeros, cuerpo diplomático y grandes
dignatarios del Estado y de la Corte. El 22 se
celebró, primero, el matrimonio civil en el gran
salón regio, y después el matrimonio eclesiástico
en la catedral, por el Arzobispo de Turín,
asistido por el de Milán y los Obispos de Udine,
Mantua y Savona. El Arzobispo había logrado,
aunque con dificultades, que se mostrara al pueblo
la Sábana Santa con toda la antigua solemnidad,
invitando a los obispos del Piamonte y dando
ocasión a los fieles para acudir a Venerarla,
dejándola expuesta durante tres días en la
Catedral. También fueron llevados hasta allí los
alumnos del Oratorio.
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