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tendidos en el suelo teniendo encima a aquellos
monstruos, que con las uñas os arañaban y os
destrozaban las carnes a mordiscos causándoos la
muerte. Otros corrían desesperadamente perseguidos
por tales alimañas y acudían a don Bosco en
demanda de auxilio. Ante él las bestias feroces
retrocedían. No faltaban quienes pretendían
valerse por sí solos, pero no lo conseguían, pues
la fuerza de los animales era enorme, y los
despedazaban entre sus garras. Otros, mirad qué
insensatos, en vez de huir se detenían a
contemplar a aquellos monstruos y les sonreían, y
hasta pretendían jugar con ellos, como si les
gustara ser destrozados por los osos. El pobre don
Bosco corría de un lado para otro, se esforzaba en
llamar a unos y a otros para que se acercasen a
él, gritaba hasta enronquecer. Pero en vano:
mientras algunos le obedecían, otros no le hacían
caso.
El prado estaba sembrado de cadáveres de los
pobres jovencitos, víctimas de aquellos animales,
y de cuerpos heridos. Los gemidos de éstos, los
rugidos y los gritos de los animales feroces, las
voces que daba don Bosco, se mezclaban de una
manera extraña. Y en medio de aquella tremenda
barahúnda, don Bosco se despertó por segunda vez.
Este fue el sueño y vosotros sabéis qué clase
de sueños son los de don Bosco. Os podéis imaginar
la angustia de mi corazón al escuchar semejante
relato. Si antes sentía mucho separarme de
vosotros, al escuchar este sueño, habría vuelto al
instante sobre mis pasos, si la obediencia no me
lo hubiese impedido. íSi no os quisiera tanto
estaría más tranquilo!
>>Qué representan estos leones, tigres y osos?
Son las diversas tentaciones del demonio. Algunos
las vencen porque recurren al guía; otros terminan
por ser víctimas de ellas, porque condescienden
con las malignas sugestiones de Satanás; otros
aman al demonio y al pecado y se ofrecen
insensatamente como blanco de sus asaltos. íHijos
míos! >>Obraréis como valientes? >>Recordaréis
siempre que tenéis una alma que salvar?
Don Bosco me dijo también:
-Yo vi a todos esos jóvenes: íhe conocido a
ciertos zorros! Pero conservaré el secreto para mí
y a nadie lo manifestaré. La primera ocasión en
que vuelva a Lanzo diré a cada uno lo que le
interesa. Esta vez el dolor de muelas no me ha
permitido hablar con todos: cuando vuelva otra vez
amonestaré a los que deben ser amonestados.
Por tanto, mis queridos hijos, yo nada sé
porque don Bosco nada me ha dicho. Pero, si ahora
no sé nada, llegará un día en que lo sabré. Este
será el día del juicio. Será muy doloroso para mí
después de haber trabajado tanto, después de haber
consumido mi juventud en favor vuestro, después de
haberos amado con todo mi corazón, tener que
vivir, tal vez, separado de alguno de vosotros por
toda la eternidad. Si ahora no comenzáis a amar al
Señor, ciertamente que cuando seáis mayores no le
amaréis: Adolescens iuxta viam suam, etiam cum
senuerit, non recedet ab ea. (El adolescente que
va por su camino, no se separa de él, en su
ancianidad).
Hijitos míos, no despreciéis mis palabras, que
son las del querido don Bosco. Emplead los pocos
días que dura la vida ganándoos el Paraíso.
((**It9.136**)) Rezad
para que mis ejercicios resulten bien y las
pláticas reporten mucho fruto.
Vuestro afmo. en Jesucristo
J. B. LEMOYNE, Pbro.
(**Es9.134**))
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