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cualquier persona. Pero se ataca a la misma
Iglesia Católica. Se la ataca en sus actos
religiosos, en sus instituciones, en su cabeza, en
su doctrina, en su disciplina; se la ataca como
Iglesia Católica, como centro de la verdad, como
maestra de todos los fieles.
Y precisamente, para merecer una especial
protección del cielo, íse recurre a María, como
Madre común, como Auxiliadora especial de los
reyes y de los pueblos católicos de todo el mundo!
Así el verdadero Dios era invocado como Dios de
Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, y esta
denominación se dirigía para impetrar la divina
misericordia en favor de todo Israel y Dios gozaba
al ser invocado de esta manera y prestaba pronto
socorro a su pueblo en las afliciones. En el curso
de este librito veremos cómo María ha sido
verdaderamente elegida por Dios como auxilio de
los cristianos; y cómo en todo tiempo así lo ha
demostrado en las calamidades públicas, en
especial en favor de aquellos pueblos, aquellos
soberanos, aquellos ejércitos que sufrían o
combatían por la fe.
La Iglesia, pues, después de haber honrado a la
Virgen durante muchos siglos con el título de
Auxilium Christianorum, al fin instituyó una
solemnidad especial en la que todos los católicos
se unen para repetir a una sola voz las bellas
palabras con las que es saludada esta augusta
Madre del Salvador: Terribilis ut castrorum acies
ordinata, tu cunctas haereses interemisti in
universo mundo. (Terrible como tropa formada en
orden de batalla, tú quitaste de en medio todas
las herejías en el universo).
La Santísima Virgen nos ayude a todos a vivir
fieles a la doctrina y a la fe, cuya cabeza es el
Romano Pontífice, Vicario de Jesucristo, y nos
obtenga la gracia de perseverar en el divino
servicio en la tierra para poderla contemplar un
día en el reino de la gloria en el cielo.
Por lo tanto, con los símbolos del Antiguo
Testamento, con los hechos del Santo Evangelio,
con los gloriosos monumentos históricos de todos
los tiempos, con la devoción y reconocimiento de
los pueblos agraciados, el Venerable razona
primeramente lo mucho que a la Virgen le conviene
el ((**It9.106**)) título
de Auxiliadora de la Iglesia y de los fieles.
Después habla del proyecto y de los primeros
trabajos de una iglesia nueva en Turín, en honor
de María Auxilium Christianorum: describe la
colocación de la primera piedra y la continuación
y el final del sagrado edificio, los medios
portentosos con los que se construyó, su imponente
conjunto, la imagen en él colocada a la veneración
de los fieles y todo el conjunto interior del
nuevo templo. Finalmente explica las principales
ceremonias que se usan para la consagración de las
iglesias, comenta los dos himnos litúrgicos para
las fiestas que se celebrarán y termina narrando
algunas gracias obtenidas por intercesión de María
Auxiliadora.
Este opúsculo, como preparación a la dedicación
de la iglesia,
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