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Programa
El recurrir a la pública beneficencia con
Loterías y Tómbolas ha llegado a ser un medio tan
frecuente que no nos hubiéramos acogido a él, si
no estuviésemos en cierto modo obligados a ello
por una necesidad que no se sabe cómo resolver de
otro modo. Por eso y con sólo mencionar estas
necesidades, creemos haber puesto suficientemente
de manifiesto el motivo de esta Tómbola. Creemos
que es bien notorio cómo en Turín se han abierto
desde hace varios años Oratorios masculinos en los
principales barrios de la Ciudad, en los que se
reúne el mayor número posible de muchachos que
están en peligro. En ellos se entretienen con
agradables y honestos esparcimientos después de
haber cumplido con su deber religioso y se les
anima con premios, con un poco de gimnasia y con
escuelas. Un respetable número de sacerdotes,
clérigos y piadosos señores prestan solícitos su
labor enseñando el catecismo, velando para que
cumplan sus deberes en los respectivos talleres a
lo largo de la semana y colocando con buenos
patronos a los desocupados. Se encuentran algunos,
entre estos muchachos, tan pobres y abandonados,
que no podrían prepararse para ningún oficio si no
se les proporciona alojamiento, comida y vestido.
A estas excepcionales necesidades atiende la casa
llamada Oratorio de San Francisco de Sales. Los
muchachos asilados en esa Casa están divididos en
dos secciones: estudiantes y aprendices 1. Además
de las clases diarias para los que se dedican al
estudio, existen también las escuelas nocturnas,
en las que se enseñan las ciencias elementales, el
canto llano, la música vocal e instrumental. Estas
clases son para los internos y para los externos.
Surgió después una necesidad particular, la
construcción de una iglesia. La que se había
empleado hasta ahora apenas si tiene cabida para
los alumnos de la casa, que al presente son casi
ochocientos. Así, pues, la multitud de jovencitos
que en más de un millar acuden al Oratorio de
Valdocco, quedan fuera por falta de sitio. A tal
fin se inició la construcción de una nueva iglesia
bastante más espaciosa, destinada a los muchachos
externos y también a los adultos. Ya se compró el
terreno, se abrieron los cimientos y las obras han
llegado rápidamente a la altura de la cubierta.
Pero este edificio tan bien empezado, y cuya
necesidad tanto se dejaba sentir, no se podría
acabar si la beneficiencia pública no viene en
nuestra ayuda.
Con estos pocos datos resulta fácil comprender
adónde se dirige el fruto de la Tómbola: el pago
de los arriendos de los respectivos lugares, la
manutención de las escuelas, el suministro de
cuanto es necesario para el culto divino ((**It8.1049**)) en las
tres iglesias.
Proveer a las necesidades más urgentes de
algurios, suministrar pan a los asilados, pagar
las deudas contraídas por la construcción de una
parte de la casa, continuar la edificación de la
iglesia nueva son el objeto del grave gasto que
tiende a cubrir la proyectada Tómbola.
No se supo hallar otro medio más oportuno que
éste, que tiende la mano a la grande y pequeña
beneficencia en cualquier medida, y nos abre el
camino para recurrir
1 Para que un joven pueda ser admitido en esta
Casa como aprendiz, es preciso: 1.° que haya
cumplido doce años y que no pase de los dieciocho;
2.° que sea huérfano de padre y madre; 3.° que sea
totalmente pobre y abandonado. Para entrar como
estudiante necesita: 1.° que haya terminado
laudablemente la enseñanza elemental y quiera
hacer el bachillerato;
2.° que sea recomendable por su moralidad y su
aptitud para el estudio. Las demás aclaraciones se
dan aparte.
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