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nos hemos reunido todos para tratar lo que debía
hacerse en un día tan solemne. Decía uno: si yo
tuviese un reino me gustaría ofrecérselo, porque
es verdaderamente digno de él. Estupendo,
respondieron todos; pero, somos unos pobrecitos y
no tenemos nada. íAh! añadieron mis compañeros, si
no tenemos un reino para darle, podemos al menos
hacerle Rey del Oratorio de San Francisco de
Sales. íQué suerte la nuestra! exclamaron todos,
entonces se acabaría la penuria entre nosotros y
habría una fiesta continua. Hubo un tercero
después que, creyendo sin fundamento las otras
proposiciones, concluyó diciendo, que podíamos
hacerle rey de nuestros corazones, dueño de
nuestro cariño; y como algunos de nuestros
compañeros ya están bajo su mando en la milicia,
ofrecerle nuestra fidelidad, nuestra solicitud, si
llegara el tiempo en que debiéramos formar en el
regimiento que él manda.
Bienv. ->>Qué respondieron tus compañeros?
Fil. -Todos recibieron con alegría el proyecto.
En cuanto a los ((**It8.1037**))
adornos para la recepción dijimos todos a una voz:
estos señores ven cada día cosas grandes, cosas
magníficas, cosas majestuosas en su casa y sabrán
compadecer benignamente nuestra impotencia; y
tenemos un motivo más para esperar la bondad y
generosidad de su corazón.
Bienv. -Bravo, muy bien dicho.
Teod. -Muy bien, apruebo lo que decís. Pero
mientras tanto; >>no debemos al menos demostrar
nuestra gratitud y dirigirles algunas palabras de
reconocimiento?
Bienv. -Sí, amigos míos; mas antes querría que
apagaseis mi curiosidad con respecto a los
Oratorios y a lo que en ellos se hace.
Fil. -Pero abusaremos de la paciencia de estos
queridos bienhechores.
Bienv. -Creo que les gustará oírlo. Puesto que
ellos han sido y siguen siendo nuestros insignes
bienhechores escucharán con agrado el objeto de su
beneficencia.
Fil. -No me encuentro en situación de poder
hacerlo, pues apenas hace un año que me encuentro
aquí. Tal vez Cratippo, que es uno de los más
antiguos, estará en grado de hacerlo; >>no es
verdad, Cratippo?
Crat. -Si pensáis que yo soy capaz, con mucho
gusto lo haré. Primeramente os diré que los
Oratorios en su origen (1841) no eran más que unas
reuniones de muchachos, generalmente forasteros,
que se juntaban los días festivos en sitios
determinados para ser instruidos en el catecismo.
Cuando más tarde se pudieron tener locales a
propósito, entonces los Oratorios (1844) se
convirtieron en lugares donde se reunían los
jóvenes para entretenerse con agradables y
honestas diversiones, después de haber cumplido
con sus deberes religiosos. Nuestro
entretenimiento era jugar, reír, saltar, correr,
cantar, tocar, trompetear, repicar los tambores.
Poco después (1846) se añadió la escuela dominical
y después (1847) las escuelas nocturnas. El primer
Oratorio es éste en el que nosotros nos
encontramos, llamado de San Francisco de Sales.
Después de éste se abrió otro en Puerta Nueva; más
tarde otro en Vanchiglia y hace pocos años el de
San José en San Salvario.
Bienv. -Me has contado la historia de los
Oratorios Festivos y me place; pero me gustaría
saber algo de esta Casa. >>A qué condición
pertenecen los muchachos de esta casa? >>En qué se
ocupan?
Crat. -Puedo contestarte. Entre los muchachos
que frecuentan los Oratorios, y también los de
otros pueblos, se encuentran algunos que, por
estar totalmente marginados, o porque son pobres y
faltos de medios de fortuna les esperaría un
triste porvenir, si una mano generosa no les
prestase su cuidado paternal, les acogiese y les
suministrase lo necesario para la vida.
Bienv. -Por lo que dices parece que esta casa
está destinada a ((**It8.1038**))
muchachos
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