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afortunados hijos, que tuvieron la bondad de
escribirme, juntamente con don Juan Bta.
Francesia. El caballero Oreglia me aseguró que
haría él mis veces con ellos: de todos modos ruego
también a usted me deje en buen lugar, que por lo
demás yo mismo no tengo fuerza ni mano para
escribir, ya que los nervios me molestan muy
frecuentemente. Bendito sea Dios a quien agradezco
me avise tan amorosamente de la no lejana muerte.
Sí, le bendigo y doy gracias. Salúdeme a don J.
Francesia y a sus queridísimos hijos a quienes amo
tiernamente en Cristo Jesús. El Santo Padre se
encuentra muy bien. Roma está tranquilísima y
espero que pronto seremos consolados plenamente.
Los de casa besan su mano, se encomiendan a usted
y aseguran que siempre le recuerdan con la mayor y
más profunda devoción. Yo de modo particular le
encomiendo mi pobre alma
Su seguro servidor
JUAN VIMERCATI
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Tampoco había olvidado a los queridísimos
suscriptores de las Lecturas Católicas. Había
publicado para ellos el mes de noviembre:
Visita al Santísimo Sacramento y María
Santísima para cada día del mes, por San Alfonso
María de Ligorio, precedida del acto heroico de
caridad y de las oraciones en honor de los siete
dolores y gozos del Patriarca San José.
Con el acto heroico de caridad el cristiano
ofrece a Dios, por las ánimas del Purgatorio, en
unión a los méritos de Jesús y de María, todas sus
obras satisfactorias y las de otros a él aplicadas
en vida, en muerte y después de la muerte.
El mes de diciembre recibieron los asociados la
narración de: La familia de Simón el Capataz, o
sea la resignación en la adversidad.
Y al mismo tiempo encargaba don Bosco al Hombre
de Bien, almanaque para el año bisiesto 1868, que
ofreciera su aguinaldo para los suscriptores.
He aquí el prólogo:
EL HOMBRE DE BIEN
a la vuelta de un largo viaje a sus
benévolos amigos
Deo gratias! Esta es la décimosexta vez que os
veo y que puedo auguraros de mi parte toda suerte
de bendiciones. Querría poseer una pluma primorosa
para escribir cuanto me sugiere el corazón. Pero
temo no lograrlo: ísi tendré yo para contar...!
íHe estado en Roma para ver las fiestas del
centenario de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y
al Papa!
Que >>cómo es eso? dirá alguno de mis lectores;
>>cómo te has atrevido a un viaje tan largo y
peligroso, tú Hombre de Bien?
íAhí está! >>Tenía acaso que aguardar a otro
centenario para ir? Para entonces quizá ya no
vivirían tantos amigos míos ni el adorable Pío IX,
que tuvo la feliz inspiración
(**Es8.871**))
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