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((**Es8.871**) afortunados hijos, que tuvieron la bondad de escribirme, juntamente con don Juan Bta. Francesia. El caballero Oreglia me aseguró que haría él mis veces con ellos: de todos modos ruego también a usted me deje en buen lugar, que por lo demás yo mismo no tengo fuerza ni mano para escribir, ya que los nervios me molestan muy frecuentemente. Bendito sea Dios a quien agradezco me avise tan amorosamente de la no lejana muerte. Sí, le bendigo y doy gracias. Salúdeme a don J. Francesia y a sus queridísimos hijos a quienes amo tiernamente en Cristo Jesús. El Santo Padre se encuentra muy bien. Roma está tranquilísima y espero que pronto seremos consolados plenamente. Los de casa besan su mano, se encomiendan a usted y aseguran que siempre le recuerdan con la mayor y más profunda devoción. Yo de modo particular le encomiendo mi pobre alma Su seguro servidor JUAN VIMERCATI ((**It8.1027**)) Tampoco había olvidado a los queridísimos suscriptores de las Lecturas Católicas. Había publicado para ellos el mes de noviembre: Visita al Santísimo Sacramento y María Santísima para cada día del mes, por San Alfonso María de Ligorio, precedida del acto heroico de caridad y de las oraciones en honor de los siete dolores y gozos del Patriarca San José. Con el acto heroico de caridad el cristiano ofrece a Dios, por las ánimas del Purgatorio, en unión a los méritos de Jesús y de María, todas sus obras satisfactorias y las de otros a él aplicadas en vida, en muerte y después de la muerte. El mes de diciembre recibieron los asociados la narración de: La familia de Simón el Capataz, o sea la resignación en la adversidad. Y al mismo tiempo encargaba don Bosco al Hombre de Bien, almanaque para el año bisiesto 1868, que ofreciera su aguinaldo para los suscriptores. He aquí el prólogo: EL HOMBRE DE BIEN a la vuelta de un largo viaje a sus benévolos amigos Deo gratias! Esta es la décimosexta vez que os veo y que puedo auguraros de mi parte toda suerte de bendiciones. Querría poseer una pluma primorosa para escribir cuanto me sugiere el corazón. Pero temo no lograrlo: ísi tendré yo para contar...! íHe estado en Roma para ver las fiestas del centenario de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y al Papa! Que >>cómo es eso? dirá alguno de mis lectores; >>cómo te has atrevido a un viaje tan largo y peligroso, tú Hombre de Bien? íAhí está! >>Tenía acaso que aguardar a otro centenario para ir? Para entonces quizá ya no vivirían tantos amigos míos ni el adorable Pío IX, que tuvo la feliz inspiración (**Es8.871**))
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