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((**Es8.866**) -Sin embargo, Monseñor, habría un medio fácil para suplir esta necesidad. ->>Y cuál es?, repuso el Obispo: he pensado en ello y no sé hacia qué lado volverme. -Quitar a los párrocos la obligación de celebrar misa en favor del pueblo en los días de las fiestas suspendidas, hacerles celebrar según la intención del Obispo y dar las limosnas a favor de las vocaciones eclesiásticas. Ya hace tiempo que tuve esta idea, pero no se me había presentado nunca la ocasión de manifestarla. -Pero no se puede exonerar a los párrocos de la obligación de las misas por el pueblo. ->>Por qué no? -íEs obligación gravísima de conciencia! -También esto tiene remedio. Quien ha puesto la ley, puede quitarla. Escriba a Roma, exponga sus necesidades, pida este indulto para cambiar esa obligación, y Roma ya responderá algo. A la Iglesia no le falta poder para ello. ->>Y si me respondiese negativamente? -Tentare non nocet (intentarlo no perjudica). Haga la prueba. El Arzobispo se sorprendió de aquel proyecto nunca pensado, dudó, pero después escribió y obtuvo respuesta favorable. Este cambio de intención en las misas parroquiales de las ((**It8.1021**)) fiestas suprimidas no tardó en ser pedido por otros obispos y, por tanto, en generalizarse. Don Bosco escribía de nuevo al Caballero Oreglia, que seguía en Roma. Muy querido caballero Oreglia: Después de algunos embrollos con la salud y las ocupaciones, reemprendo la vida ordinaria y empiezo por escribirle una carta de acuerdo con el acostumbrado plan de proyectos. Ante todo debo decirle que nos encontramos en verdaderos apuros. Tengo ante mí las cuentas de dos meses de pan y las de varios proveedores que han suministrado materiales para la iglesia. Por consiguiente, si la condesa Calderari, aun con algún sacrificio de su parte, nos liberase de la factura del pavimento que toca a su término, sería para nosotros un verdadero alivio y creo que también un medio eficaz para obtener la continuidad de la especial protección de la bienaventurada Virgen María. Le adjunto nota de los trabajos que faltan por terminar en la iglesia. Si por casualidad inter notos et amicos (entre amigos y conocidos), se pudieran repartir entre tantos bienhechores, nuestra iglesia estaría en situación de poderse abrir para el culto divino el primer día del próximo mes de mayo. Póngase a ello. Quizá el señor Focardi pueda encargarse de alguna de las cosas anotadas. Por (**Es8.866**))
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