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-Sin embargo, Monseñor, habría un medio fácil
para suplir esta necesidad.
->>Y cuál es?, repuso el Obispo: he pensado en
ello y no sé hacia qué lado volverme.
-Quitar a los párrocos la obligación de
celebrar misa en favor del pueblo en los días de
las fiestas suspendidas, hacerles celebrar según
la intención del Obispo y dar las limosnas a favor
de las vocaciones eclesiásticas. Ya hace tiempo
que tuve esta idea, pero no se me había presentado
nunca la ocasión de manifestarla.
-Pero no se puede exonerar a los párrocos de la
obligación de las misas por el pueblo.
->>Por qué no?
-íEs obligación gravísima de conciencia!
-También esto tiene remedio. Quien ha puesto la
ley, puede quitarla. Escriba a Roma, exponga sus
necesidades, pida este indulto para cambiar esa
obligación, y Roma ya responderá algo. A la
Iglesia no le falta poder para ello.
->>Y si me respondiese negativamente?
-Tentare non nocet (intentarlo no perjudica).
Haga la prueba.
El Arzobispo se sorprendió de aquel proyecto
nunca pensado, dudó, pero después escribió y
obtuvo respuesta favorable.
Este cambio de intención en las misas
parroquiales de las ((**It8.1021**))
fiestas suprimidas no tardó en ser pedido por
otros obispos y, por tanto, en generalizarse.
Don Bosco escribía de nuevo al Caballero
Oreglia, que seguía en Roma.
Muy querido caballero Oreglia:
Después de algunos embrollos con la salud y las
ocupaciones, reemprendo la vida ordinaria y
empiezo por escribirle una carta de acuerdo con el
acostumbrado plan de proyectos.
Ante todo debo decirle que nos encontramos en
verdaderos apuros. Tengo ante mí las cuentas de
dos meses de pan y las de varios proveedores que
han suministrado materiales para la iglesia. Por
consiguiente, si la condesa Calderari, aun con
algún sacrificio de su parte, nos liberase de la
factura del pavimento que toca a su término, sería
para nosotros un verdadero alivio y creo que
también un medio eficaz para obtener la
continuidad de la especial protección de la
bienaventurada Virgen María.
Le adjunto nota de los trabajos que faltan por
terminar en la iglesia. Si por casualidad inter
notos et amicos (entre amigos y conocidos), se
pudieran repartir entre tantos bienhechores,
nuestra iglesia estaría en situación de poderse
abrir para el culto divino el primer día del
próximo mes de mayo. Póngase a ello.
Quizá el señor Focardi pueda encargarse de
alguna de las cosas anotadas. Por
(**Es8.866**))
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