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con la acostumbrada promesa. Curó instantáneamente
de una grave sordera: lo mismo me dice una señora
de Savigliano. Ambos entregaron una linda limosna.
Nosotros hacemos cuanto podemos. Los ratones no
bailan bajo las uñas del gato.
Ya he escrito a algunas de las personas
indicadas y escribiré a otras. Diga cuándo saldrá
de Roma. Pronto recibirá más cartas.
Muchos saludos para los amigos y bienhechores
de siempre.
En cuanto a la princesa Odescalchi, creo que ya
le habrá entregado a usted cuatrocientos escudos,
más ciento que me entregó a mí cuando fui a Roma.
Si quiere añadir estos últimos a la cuenta del
altar que se va terminando, quedarían todavía
quinientos escudos.
In nomine Domini, amen (En el nombre del Señor,
amén)
Turín, 9 de diciembre de 1867
Afectísimo amigo
JUAN BOSCO, Pbro.
El lunes 9 de diciembre llegaba don Bosco a la
colina de Mornese, donde era recibido al alegre
son de las campanas, por el Párroco, ((**It8.1013**)) don
Domingo Pestarino, el Ayuntamiento y toda la
población, que recordaba la visita de 1864. El
maestro municipal Héctor Ponassia su entrada en el
pueblo, le saludó leyendo dos sonetos.
Los tres días que el Venerable permaneció en
Mornese constituyeron una fiesta llena de alegría
y júbilo públicos. El parecía muy conmovido por la
rapidez y desinterés con que se habían hecho las
ofrendas y por las cristianas palabras de que iban
acompañadas.
El día 10 hubo una gran asamblea que se celebró
bajo los pórticos del Colegio. El Siervo de Dios,
acompañado por don Domingo Pestarino que le
hospedaba, fue recibido entre grandes aplausos; y
antes de que le presentasen los diezmos
prometidos, por manos de niños y niñas colocados
en primera línea, un personaje respetable del
pueblo, en nombre de todos explicó en alta voz
cuanto sucedía:
<(**Es8.860**))
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