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((**Es8.85**) se encuentran forasteros por la casa, pero pudo haber pasado alguien de la misma; y pasó efectivamente don Bosco, el cual lo vio en aquel aprieto. Hagamos, pues, de mañanita esta pequeña penitencia, hagámosla con espíritu de mortificación y ganaremos tiempo; podremos arreglar la cama, cepillar los vestidos y ordenar nuestras cosas. Hoy vino un forastero y quise acompañarlo para visitar los dormitorios. Apenas puse el pie en la puerta de uno, en el que duermen treinta de los mayores, vi cinco o seis camas tan desordenadas que daban vergüenza. En una de ellas parecía que había dormido un perrito, en otra un cerdito; tan desordenadas estaban. Otra cama no tenía nada sobre el colchón; la almohada envuelta en la sábana estaba a los pies. Otra tenía las mantas por el suelo y encima los zapatos. Tuve que cerrar la puerta para que el visitante no contemplase tan bochornoso espectáculo. Intenté entrar en otro dormitorio y, como éste era mayor, también eran más las camas sin hacer. Tuve, pues, que desistir de continuar la visita para que el visitante no se llevase mala impresión de mis muchachos. íCausa tan mala impresión un dormitorio desordenado! Pero no quiero echar la culpa a los muchachos, no; se la echo a los asistentes, los cuales, quieras que no, deberían exigir todas las mañanas que se hicieran bien las camas. Mas, para no reñir a nadie, he encontrado un medio eficaz para conseguir este fin, y que desde mañana mismo se empezará a practicar. Es el siguiente: encargaré a uno que inspeccione todos los días los dormitorios y arregle las camas que estén en desorden. Este recibirá como paga de su trabajo cuatro centavos (monedas de cinco céntimos) por cada cama que arregle, los cuales serán pagados por quien haya dejado la cama en desorden. Se quedará solamente con dos por cada cama arreglada, y los otros dos se guardarán para comprar algo útil para todos. Así, los que paguen podrán también participar en algo. Mi última recomendación de hoy es que os peinéis bien. Se acerca la primavera en la que se multiplican ciertos animalitos. Lo sabe bien el pobre Enría que en ocasiones anda desesperado y le toca lavar varias veces alguna cabeza. Hay algunos ((**It8.86**)) jóvenes que, para parecer guapos, se atusan el cabello y se hacen la raya, pero no se peinan de verdad. A estos les digo: badulaques, no seáis tan presumidos; pensad en limpiaros y no en acicalaros. 30 de marzo Mañana es el último viernes de marzo y deseo que lo santifiquéis del mejor modo posible y que hagáis el Viacrucis con verdadera compasión de los padecimientos de Jesucristo y dolor de vuestros pecados. Os lo recomiendo, además, porque algunos de nuestros clérigos se están preparando en la Casa de los Paúles para recibir dignamente la sagrada ordenación del subdiaconado. Rezad, pues, mañana al Señor para que lleguen a ser verdaderos ministros suyos. Para ellos son momentos de grande y transcendental importancia, porque el demonio se esfuerza en desviarlos y quitarles la vocación sacerdotal, y así vuestras oraciones les servirán en gran manera para confortarlos. Mientras el Siervo de Dios amonestaba y corregía a los alumnos del Oratorio no descuidaba a los de los colegios de Mirabello y Lanzo, a quienes pensaba visitar. En estas ocasiones se cumplía en él(**Es8.85**))
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