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deseada como la del más querido de los amigos, y
él daba previo aviso de la misma con una
tarjetita.
Carísimo señor Collegno:
El lunes (2), a las doce, salgo en el tren, si
Dominus dederit (si Dios quiere) para Cumiana. Si
funciona el omnibus de costumbre, no hace falta
nada; si no estuviere, rogaríale cualquier
carruaje. Iría a pie, pero es para ganar tiempo.
Toda suerte de bendiciones para usted y su
familia y créame en el Señor
De V. S. Carísima.
Turín, 30 de noviembre de 1867
Su seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
Cada uno de los pasos de don Bosco era
comunicado a los amigos de Roma. El 3 de diciembre
escribía don J. Francesia al caballero Oreglia:
Don Bosco no está en casa. Fue a celebrar la
fiesta de san Francisco Javier con el caballero
Collegno, en Cumiana... Hace unos días, don Miguel
Rúa calculó los gastos de todo el curso. Sólo por
sus manos pasaron doscientas mil liras, sin anotar
lo que Vuestra Señoría y don Bosco hayan
gastado...
La marquesa Villarios me pregunta qué dice don
Bosco sobre la situación presente y puedo darle
una respuesta. Le oí decir el otro día que la
ciudad de Roma había de sufrir una gravísima
crisis y que se equivocaban los que sueñan próxima
la tranquilidad perfecta.
Don Bosco había dicho esto en privado, porque
algunos afirmaban que ya se había terminado la
cuestión romana y empezaba la italiana, y que
Francia había pedido satisfacciones al Gobierno de
Florencia sobre la violada convención del 15 de
septiembre.
El 4 de diciembre volvía don Bosco al Oratorio.
Los trabajos del interior de la iglesia estaban
adelantados, pero, una tras otra, llegaban muchas
facturas con las deudas del empresario y de los
proveedores; el Venerable manifestaba sus aprietos
al Caballero, solicitando su vuelta.
((**It8.1001**)) Muy
querido señor Oreglia:
Creo que habrá recibido noticias sobre el altar
y los gastos del transporte. Todos dicen que es
una joya. El caballero Gussone, al contemplarlo,
parecía sentir envidia, al ver que sus trabajos
quedaban deslucidos en comparación con él.
Apenas yo sepa que el conde o la condesa
Bentivoglio pueden recibir cartas, me creeré en el
deber de escribirles. Mientras tanto salúdeles y
déles gracias de mi parte, si le es fácil poderles
ver.
(**Es8.849**))
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