((**Es8.823**)
>>Quién lo escribía? íNo lo sabemos! El
Venerable leyó el folio y se horrorizó pensando en
la gravedad de los peligros que amenazaban a
tantos de sus amigos. Después de hacerlo copiar
por persona de confianza, lo destruyó; puso sobre
aviso a un amigo suyo de Roma y mandó la copia al
Cardenal Antonelli y al Papa. Otras cartas
anónimas con noticias precisas, exactísimas, le
llegaron al Siervo de Dios y él las trasmitió con
prudentes precauciones.
Monseñor Berardi, por razón de su oficio, llegó
a tener noticia de tales cartas, y quiso que
aquellos despachos fueran consignados directamente
a él. Fue complacido, y él con gran secreto los
comunicaba al Gobierno Papal; servicio
importantísimo que le apresuró la púrpura. El
Ministro de la Guerra y el Jefe de la Policía,
esperaban día tras día, con gran ansiedad, nuevas
noticias de Monseñor; y él hacía escribir a Turín
el primero de octubre:
<>Las cartas anónimas que llegan en doble
copia, esto es abundantemente, deseo que continúen
llegando, ya que son óptimas y preciosas>>.
Además del antedicho anónimo, había algún otro
del partido ((**It8.971**))
liberal, colocado en alto lugar, que cumplía con
este encargo recibido.
Don Miguel Rúa nos dejó escrito: <>.
(**Es8.823**))
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