((**Es8.813**)
Os ruego, finalmente, que os acordéis de mí y
de mi pobre Institución y me guardéis siempre
vuestra apreciada benevolencia.
Vuestro afectísimo amigo
JUAN BOSCO, Pbro.
((**It8.958**)) En
Trofarello entregaron a don Bosco una
recomendación procedente del Ministerio.
MINISTERIO DE GOBERNACION
Secretaría Particular
del Director Superior de Administración
N. 287
Florencia, 26
de septiembre de 1867
Ha sido recomendado a este Ministerio el niño
César Sperta, de doce años de edad, de Turín, a
fin de que sea internado en algún centro donde sea
mantenido y preparado para un oficio.
Huérfano de madre, e hijo de un padre falto de
todo medio de fortuna, que apenas puede proveer a
su propio sustento con el trabajo, resulta que el
muchacho no tiene quien le alimente, le vigile, le
eduque, y, abandonado a sí mismo, se encuentra
expuesto a serios peligros de ser arrastrado
inconscientemente por el camino del mal.
Como no existe aquí ningún asilo, en el que
pueda el Gobierno colocar a tales desgraciados, y
como se trata de cumplir una obra eminentemente
caritativa, ruega el abajo firmante a V. S. tome
bajo su patrocinio al pobre Sperta y lo coloque en
su Casa de Beneficencia.
Aprovecha la ocasión para manifestarle los
sentimientos de su más distinguida consideración
El Director Superior
DEL CARRETTO
Don Bosco recogió al muchacho, a quien el
Ministerio concedió doscientas liras de
subvención, según aparece en la carta número
doscientos noventa y tres de la Secretaría
particular a que se hace referencia más arriba.
Por la tarde del sábado 28 de septiembre volvió
don Bosco al Oratorio y, de las buenas noches que
dio durante los días de la novena de Nuestra
Señora del Rosario, nos queda la del día 29.
Había un joven que caía siempre en los mismos
pecados. Su confesor le dio por penitencia rezar
tres avemarías todos los días, hasta que volviese
a confesarse. Tornó el joven a confesarse por
segunda, por tercera, por cuarta y aun por quinta
vez y siempre con los mismos pecados; y el
confesor le daba siempre tres avemarías como
penitencia. Hasta que un día dijo el joven al
confesor:
(**Es8.813**))
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