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Entre los medios para conseguir este santo y
benéfico fin, además de la ciencia que adorna al
alabado fundador don Bosco, no dudamos que se debe
tener como muy importante la benemérita
congregación de jóvenes sacerdotes, clérigos y
laicos, que él supo con excelente consejo reunir y
establecer para dedicarse a tan santa misión, con
un reglamento muy apropiado, que nos parece
animado por el espíritu de cristiana sabiduría y
evangélica caridad.
Por lo tanto Nos hacemos los más sinceros
votos, para que dicha benemérita Congregación
pueda, con la bendición apostólica, prosperar y
difundirse cada día mejor para bien de nuestra
santa Religión, de la Iglesia y de nuestra Patria,
donde la cristiana y eclesiástica educación de la
juventud, especialmente de las clases pobres,
constituye la necesidad más sentida y la esperanza
más acariciada.
Novara, a 7 de septiembre de 1867
>> ANTONIO,
Obispo de Alessandria
El día 8 de septiembre por la noche, después de
haber celebrado con numerosas comuniones y los
sagrados ritos de costumbre el nacimiento de María
Santísima, hablaba don Bosco en los pórticos a la
Comunidad.
Puede decirse que el cólera ha visitado todos
los pueblos del Piamonte, salvo unos pocos: pero
más o menos se presentó en todos. Y también aquí
entre nosotros empieza ya a manifestarse de un
modo sensible. Recordemos que Propter peccata
veniunt adversa: stimulus mortis peccatum est (Por
el pecado vienen los males: el pecado es el
aguijón de la muerte).
Por tanto, yo desearía que rezásemos no
solamente por nosotros, sino también por nuestros
padres, bienhechores, compañeros, amigos,
hermanos. Os he recomendado durante todas estas
semanas al Señor y a la Virgen, juntamente con
cuantos se encuentran en nuestros Colegios y los
que se hallan en casa de sus padres de vacaciones,
a fin de que la bienaventurada Virgen María nos
libre a todos de esta fatal enfermedad. Pero es
preciso que me ayudéis vosotros y que arranquemos
ese aguijón del pecado. >>De qué modo hacerlo? El
que lo tenga clavado en su conciencia, quíteselo
con una buena confesión; el que no lo tenga,
procure estar lejos de él, a fin de que yo pueda
poneros a todos bajo la protección de María
Auxiliadora. Guardaos de modo especial de los
pecados contra la virtud de la modestia.
Con este fin mañana haré que se le dé a cada
uno una ((**It8.935**)) medalla
de María Auxiliadora, bendecida también para este
fin, para que nos libre del cólera. Póngasela cada
uno al cuello y rece todos los días un
padrenuestro, avemaría y gloria a Jesús
Sacramentado y una salve y la jaculatoria Auxilium
Christianorum, ora pro nobis, a María Auxiliadora.
El día 9 recibía noticias de la mujer
endemoniada de Acqui.
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