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Y el muchacho, quitándose también la ropa
interior que arrojó a los pies del esbirro, se dio
a la fuga. El otro le perseguía, pero la larga
túnica que llevaban las gentes de aquellos lugares
le impedía correr, especialmente cuando pasaba por
lugares estrechos y terminó por enredarse en ella
y caer al suelo cuan largo era. El muchacho,
riendo, se puso a salvo y fue a esconderse.
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Aprendamos también nosotros a vencer el respeto
humano. No quiero con esto decir que hayamos de
llevar la medalla a la vista por pura ostentación,
pero no hemos de avergonzarnos de llevarla al
cuello, de descubrirnos la cabeza al pasar ante
una iglesia o una imagen de la Virgen. No debemos
dejarnos vencer jamás por el respeto humano.
Termino por deciros que el domingo deseo ante todo
que, siendo la fiesta de la Natividad de María
Santísima, os pongáis todos en gracia de Dios: y
que los que no tienen todavía la medalla lo digan
y se procurará que la tengan. Recemos en esta
solemnidad: deseo que la celebremos bien por
muchos motivos. Roguemos sobre todo para que la
Virgen mantenga lejos de nosotros el cólera del
alma y también el del cuerpo. Roguemos por
nuestros padres, a fin de que el Señor les
preserve de este azote.
<< 7 de septiembre: Es maravilloso (escribe don
Miguel Rúa) ver cómo don Bosco, en medio de tan
graves asuntos como de continuo le asedian,
recuerda y recita, sin embargo, hermosos pasajes
de autores clásicos, griegos, latinos e italianos,
especialmente del Dante, de quien sabe y recita
cantos enteros, como para descanso y deleite de
los que le acompañan, aprovechándose también para
tener ocasión de hablar de los distintos vicios,
tan bellamente expuestos por el poeta, con los
diversos castigos y distintas especies de pena.
Habiéndole preguntado qué pensaba sobre Dante,
respondió que por la poesía y por la lengua, en
una palabra, por el mérito literario y científico,
no se podía desear más; pero que por lo demás sus
escritos son hijos de un espíritu de venganza,
para ridiculizar y desacreditar a los que habían
militado en bandos contrarios al suyo, colocando
en el cielo a los que habían sido de su mismo
partido>>.
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