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de la casa, y preparando siempre los ánimos para
que fueran bien recibidas las prescripciones que
quería ordenar. No obstante era firme en sus
resoluciones. Mientras continuaba usando en
privado las expresiones te lo ruego, por favor, en
público sabía decir frecuentemente un quiero,
firme, sí, pero con calma y sin tono imperativo.
Algunas de sus charlas de la noche, conservadas
en la Crónica, demuestran nuestra aserción. La
noche del 19 de marzo, habló así:
Ya ha pasado la novena de san José, pero
quisiera que continuaseis santificando estos días
que preceden a la fiesta de la Anunciación del
Angel a María Santísima. No os lo he dicho antes
porque no quería que interrumpieseis la novena de
san José. Por lo tanto, sin añadir ninguna
devoción extraordinaria a las ordinarias, para no
perjudicar vuestros deberes, procurad hacer cada
día la comunión sacramental o espiritual, según
vuestras disposiciones.
Ya habéis sufrido los exámenes semestrales y
veo con agrado que la mayor parte los ha pasado
bien; pero hubo algunos que no correspondieron con
demasiada diligencia a los cuidados que nos
impusimos y fueron suspendidos. No penséis que
este examen influya poco en vuestra vida. Os debe
interesar mucho.
Es costumbre en nuestro Oratorio que los que
disfrutan de los beneficios de la casa, aunque
hayan obtenido seis puntos sobre diez, sean
enviados a sus padres, porque no son dignos de los
beneficios de la casa aquéllos que no se comportan
verdaderamente bien en ella. Notad que para la
calificación se tiene en cuenta todo, y que cuenta
el comportamiento en la iglesia, en el comedor,
en el estudio, en la clase; por eso, algunos que
piensan tener buena nota, por ejemplo un diez,
puede que solamente tengan un seis, o un ocho, y
los que creen haber sido aprobados por los
examinadores se encuentran con que fueron
suspendidos. La culpa es totalmente suya, porque
fueron avisados a tiempo. Así, el que paga la
mitad o un tercio de la pensión y solamente
obtiene un seis, deberá tener paciencia y pagar la
pensión completa, y el que no alcance la
puntuación necesaria será enviado a su casa,
sufriendo las consecuencias de su mala conducta.
((**It8.77**)) Siempre
se hizo lo mismo; cada año, después de los
exámenes semestrales, se mandó a algunos a su casa
y si hubo alguna rara excepción, debióse a
reiteradas súplicas, a promesas sinceras y
mantenidas después.
He de haceros otra advertencia. De un tiempo a
esta parte no se escuchan como debieran los avisos
de los asistentes, especialmente en el comedor. No
se hace silencio, se entra tumultuosamente; en
fin, reina verdadero desorden. Os ruego, por
tanto, que de ahora en adelante obsequiéis a la
Virgen, portándoos en el comedor como manda el
reglamento de la casa, >>Me lo Prometéis? (Sí,
sí). Entonces, buenas noches.
El 20 de marzo, don Bosco repetía con energía,
el último aviso dado la noche anterior.
Os propuse ayer como obsequio a la Virgen
guardar orden y silencio en el comedor y creí que
el aviso sería suficiente. Pero, con gran
sorpresa, he sabido que hoy hubo más alboroto que
de costumbre. Esto no lo puede tolerar don Bosco,
porque la(**Es8.78**))
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