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calificaciones, leía alguna composición, impartía
normas para la organización de la salida de los
muchachos a tantos pueblos, daba disposiciones
para los ejercicios espirituales de los
Salesianos, se informaba de cómo terminaba el
curso escolar en sus otros dos colegios y escribía
a donde no podía hacer oír su voz. Añádase a esto
que las más nobles familias le pedían un sacerdote
para las vacaciones o un pasante para sus hijos.
La respuesta a una de estas peticiones está
dirigida a la condesa Callori.
Benemérita señora Condesa:
Haré de modo que el sacerdote llegue en el
momento establecido, pero aún no sabemos quién
será. Don Celestino Durando está comprometido con
Casa Fassati;don Juan Bautista Francesia, director
de las escuelas, no puede alejarse de casa; don
Enrique Bonetti, piadoso, docto, prudente, era el
señalado para ello. Mas un telegrama de Bérgamo le
llamó para atender a su madre víctima del cólera:
fue, encontró muerta a su madre, y pocas horas
después eran atacados él y un hermano suyo: al
poco tiempo eran cadáveres los dos. Sit nomen
Domini benedictum! (Bendito sea el nombre del
Señor) Dios nos enviará otro; en último caso iré
yo mismo y haré lo que buenamente pueda.
Ayer me presentaron en la habitación a una
muchacha loca y furiosa, sostenida por dos
hombres. Hicimos una oración y, apenas se le puso
la medalla al cuello, se serenó, pidió excusas y,
dueña de sí misma, quiso confesarse y fue
atendida. Los padres se marcharon bendiciendo a
María Auxiliadora a la que habían invocado.
>>Es posible que no se pueda alcanzar nada para
su Victoria? >>Posible que, a fuerza de rezar mal,
no pueda yo llegar a decir al menos una
jaculatoria con fervor? íFe! Y sigamos rezando.
He enviado las medallas y no se dónde han ido a
parar. Aquí quedan más.
Ruegue por mí y por mis muchachos y créame, con
gratitud y con saludos para toda la familia,
Turin 25 de julio de 1867
Su seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
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Escribía esta otra carta a los alumnos de Lanzo:
Mis queridos hijos del Colegio de Lanzo:
He diferido hasta hoy el escribiros,
queridísimos hijos míos, porque pensaba hablaros
personalmente antes de las vacaciones; mas, ahora
veo que mis muchas ocupaciones me privan de este
placer y trataré de satisfacerlo con la pluma.
Os diré, pues, que agradezco la ofrenda que
habéis hecho para la iglesia de María Auxiliadora,
y así mismo las cartas que os habéis complacido en
escribirme. No podéis imaginaros con qué placer
las he leído una por una, y me parecía hablar con
cada uno de vosotros. Mientras leía, respondía mi
corazón a cada uno lo que no me fue posible hacer
por escrito; convenceos, queridos míos, me habéis
manifestado tan bellos pensamientos que
encontraron eco en mi corazón y espero que el mío
y el vuestro juntos hagan una sola cosa para amar
y servir al Señor. Benditos seáis: agradezco el
cariño y la benevolencia que me habéis
manifestado. Ahora, al acercarse las vacaciones,
deseo despediros con unas palabras amistosas.
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