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la bendición ((**It8.889**))
apostólica para ti, para los sacerdotes de la
Sociedad de San Francisco de Sales y para todos
los jóvenes a ella confiados.
Dado en Roma, junto a San Pedro, el 22 de julio
de 1867, año vigésimo segundo de nuestro
pontificado.
PIO P. P. IX
El Papa le había escrito cómo él conocía
íntimamente su piedad y su adhesión a la Cátedra
de San Pedro, y este elogio nunca quedó
desmentido. Las persecuciones, los peligros, las
fatigas, los dolores, las contradicciones, las
calumnias, las negativas, las amarguras, las
ingratitudes de los hombres, no llegaron a
disminuir ni por un instante el afecto que don
Bosco tenía a la Iglesia. Esto quedó de manifiesto
en todas sus actividades, fueran grandes o
pequeñas, hasta los últimos días de su vida. El 27
de septiembre de 1909 escribía en Lanzo el
sacerdote salesiano don Sebastián Teobaldi:
<> Jesús le manda apacentar a sus
corderos y a sus ovejas (Jn. XXI).
IV-Pedro ejerce el primado que le ha conferido
Jesucristo, eligiendo a san Matías para el puesto
dejado vacío por Judas (Hechos de los Apóstoles
I).
V-Pedro, entrando con Juan en el Templo, cura a
un paralítico de nacimiento al sólo nombre de
Jesús (Hechos de los Apóstoles III).
VI-Herodes Agripa mata al apóstol Santiago,
mete a Pedro en la cárcel, pero la Iglesia ruega
por él y durante la noche es libertado por un
ángel (Hechos de los Apóstoles XII).
((**It8.890**)) Don
Bosco daba la noticia de la carta y de la
bendición papal a los muchachos, que se
encontraban en plenos exámenes finales. Era un
momento en el que duplicaba sus ocupaciones.
Permanecía todas las mañanas en el confesonario
horas y horas: recibía en audiencia a los que
deseaban consejos particulares para las
vacaciones, escuchaba los informes del profesorado
y se interesaba por las
(**Es8.757**))
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