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impedidos, alcanzarán finalmente el santo y
glorioso fin al que se dirigen. Deus et dies (Dios
y el tiempo) en todas las cosas; y tampoco puede
fallar que la bellísima y recta obra de su
Instituto no tenga que encontrar dificultades
porque éstas pertenecen a su condición: difficilia
quae pulchria... (difíciles porque hermosas).
Agradezco a V. S. el haber podido conocer a dos
de sus ilustres jóvenes sacerdotes, don Angel
Savio y don Juan Cagliero, a quienes con mucho
gusto entregué mi fotografía, con otra para V. S.
Me disgustó el no haber podido tener alguna
atención según mis deseos con estos queridísimos y
ejemplares sacerdotes. Pero ellos habrán visto al
menos mi disposición que si Dios quiere podré
manifestarles en otra ocasión.
Bienaventurado usted, don Bosco, que cultiva
tan hermosas plantas en su jardín. Dios bendiga al
jardinero y al jardín, con el fin de que florezcan
en todo tiempo flores y frutos para la Iglesia y
el pueblo cristiano.
Me uno a V. S. para dar gracias al Señor por
tantos beneficios y favores, con los que El se
manifiesta cada día en esa su casa y ((**It8.882**)) en la
hermosa iglesia, cuyo dibujo me presentó el
caballero Oreglia en su nombre, y que yo agradecí
inmensamente. Un bello marco adornará dicho dibujo
y será colocado en mi escribanía juntamente con su
retrato, para tener ocasión de hablar
continuamente de ello con cuantos vienen a mi
casa, que son muchísimos los que pasan cada día en
razón del cargo que desempeño.
Si desea tener pronto los cien escudos que me
han prometido, le recomiendo de nuevo a la señora
de quien le escribí, por medio del caballero
Oreglia, la cual espera la gracia de sus oraciones
y de las de esos buenos muchachos.
Adjuntos a la presente encontrará cinco boletos
premiados en la tómbola hecha por usted. Me los
han entregado señores a quienes distribuí los
boletos durante su estancia en Roma, y ahora
esperan el premio. Agradecería que al enviármelos
tuviese la bondad de indicarme el premio
correspondiente a cada número, para evitar
equívocos. Uno de dichos boletos es del Canónigo
Secretario del Vicariato, y los otros cuatro
pertenecen a diversos señores y señoras.
Yo, gracias a Dios, estoy bien y muy agradecido
a usted y a su comunidad por las oraciones hechas
por mí, que espero continúen a fin de que Dios
escuche mis deseos, que no son más que los de
hacer el bien a esos muchachos. El buen señor don
Lorenzo, que se sienta a mi mesa, e Inesita, que
tanta confianza tiene en las oraciones de V. S.,
le mandan por mi medio sus más afectuosos saludos.
Finalmente debo enviarle los recuerdos del
Eminentísimo Cardenal Vicario y del cardenal
Consolini y pedirle en nombre de éste, que
continúe rogando y haciendo rogar por su hermano,
el marqués Luis Consolini. Le recomiendo de nuevo,
en nombre del cardenal De Angelis, que no deje de
ir a Fermo, donde le espera a primeros de agosto.
De sus propios labios sabrá mejor todo cuanto yo
le he indicado.
Espero con ansiedad unas líneas de respuesta
para saber cómo hacer ante la Sagrada Congregación
y no dar un paso en falso. Pero escríbame cuando
pueda. Que se conserve bien. Acepte mis sinceros
augurios de alegría y consuelo espiritual y del
más feliz éxito en sus santas empresas.
Considéreme como a un hijo más de la casa de San
Francisco de Sales y créame con todo el
reconocimiento, afecto y estima,
De V. S. Rvma.
Roma, 10 de julio de 1867
Su atto.
s. s. y afmo. amigo
JUAN BAUTISTA FRATEJACCI
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