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tu voz como una trompeta y anuncia a la Casa de
Jacob sus pecados>>. Y la voz de don Bosco nunca
guardaba silencio para quitar de su casa o impedir
lo que podía ofender al Señor o disgustarle con la
ingratitud.
Ya hemos dado pruebas de su celo al avisar a
los que estaban al margen de las Reglas, y nos
quedan todavía muchas otras que exponer. La charla
del último día de junio tenía dicha finalidad.
Después de ella, y siguiendo el orden de nuestras
Memorias, colocamos ordenadamente el resumen de
otras dadas durante el mes de julio, intercalando
documentos de la misma fecha de sus charlas.
Nótese aquí que el nombre de María Santísima
pendía siempre de sus labios y que no dejaba nunca
de comunicar cualquier gracia conseguida por Ella,
que él llegase a conocer. Los archivos guardan más
de un millar de estos preciosos autógrafos.
He aquí la charla señalada:
30 de junio
Esta noche se lamentó don Bosco de lo poco
numerosas que son las comuniones frecuentes, y
también cómo ha habido que alejar de casa a
algunos clérigos por su conducta irregular.
Después añadió:
-La razón por la que en nuestros días ha
disminuido el fervor de los primeros tiempos del
Oratorio está en que yo premiaba a todos los que
hacían los domingos de san Luis. Sin decirles
nada, les observaba, y bastaba luego una palabra
mía para contentarlos. Cuando solamente eran
cuarenta y ocho, entre estudiantes, aprendices y
clérigos, y los estudiantes apenas si eran tres,
entonces sólo dos sobre cuarenta y ocho dejaron un
domingo de cumplir sus devociones por estar
enfermos, pero lo hicieron luego durante la
semana. íY ahora qué vergüenza! Lo digo con
sonrojo, ahora que somos tantos, apenas si un
centenar o doscientos se acercan los domingos a
los Santos Sacramentos: ((**It8.869**)) y
cincuenta, y aún menos, entre semana: y se
observa, además, que son siempre los mismos. >>Por
qué ésta tan gran disminución de fervor? íAh, os
lo digo! Porque no se obedece solamente para
agradar a Dios, porque no se considera que quien
obedece al Superior obedece a Dios y quien
desobedece al Superior desobedece a Dios. Algunos
obedecen, mas sólo por miedo al castigo; por
temor, si es estudiante, a ganarse una mala nota
de conducta en los exámenes; y para no perder la
propina si es aprendiz. Se obedece por fines
mundanos y no por fines sobrenaturales.
Y, además, el respeto humano es lo que impide a
muchos jóvenes acercarse a los sacramentos, tienen
miedo a ser vistos. Y dicen:
-Iría a confesarme y a comulgar, pero mis
compañeros me están mirando.
-Deja que te miren.
-Pero se ríen de mí y se burlan.
-Déjales que se rían y se burlen; búrlate tú de
ellos, ríete tú de los que no van.
>>Cómo remediar estos males? Hay que arrancar
de raíz un gravísimo cáncer que existe en la casa
y es el de censurar, el de criticar las
disposiciones de los Superiores. Si por desgracia
reinase este espíritu de crítica en los maestros y
asistentes, sería
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