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Dos días después, el 18 de junio, el siervo de
Dios subía a su tribuna y daba algunas nuevas
explicaciones del sueño.
No sería necesaria explicación alguna respecto
al sueño, pero volveré a repetir lo que ya os
dije. La gran llanura es el mundo, y los distintos
parajes y el estado al que fueron llamados aquí
todos nuestros jóvenes. El rincón donde estaban
los corderos es el Oratorio. Los corderos son
todos los jóvenes que estuvieron, están y estarán
en el Oratorio. Los tres prados de esta zona, el
árido, el verde y el florido, indican los estados
de pecado, de gracia y de inocencia. Los cuernos
de los corderos son los escándalos dados en el
pasado. Había, además, quienes ((**It8.845**)) tenían
los cuernos rotos, o sea los que fueron
escandalosos y después se enmendaron por completo.
Todas aquellas cifras que representaban el número
3, y que se veían grabadas en las distintas partes
del cuerpo de cada cordero, simbolizan, según me
dijo el pastor, tres castigos que Dios enviará a
los jóvenes: 1.° Carestía de auxilios
espirituales. 2.° Carestía moral, o sea, falta de
instrucción religiosa y de la palabra de Dios. 3.°
Carestía material, o sea, carencia incluso del
alimento.
Los jóvenes resplandecientes son los que se
encuentran en gracia de Dios y, sobre todo, los
que conservan la inocencia bautismal y la bella
virtud de la pureza. íQué gloria tan grande les
espera a los tales!
Entreguémonos, pues, queridos jóvenes, con el
mayor entusiasmo a la práctica de la virtud. El
que no esté en gracia de Dios, que la adquiera y
después emplee todos los medios necesarios y la
ayuda de Dios para conservarse en ella hasta la
muerte; pues, si es cierto que no todos podemos
estar en compañía de los inocentes y formar corona
a Jesús, Cordero Inmaculado, al menos podemos
seguir detrás de ellos.
Uno de vosotros me preguntó si estaba entre los
inocentes y yo le dije que no, que tenía los
cuernos rotos. Me preguntó también si tenía llagas
y le dije que sí.
->>Y qué significan esas llagas?, me preguntó.
Yo le respondí:
-No temas. Tus llagas están ya casi
cicatrizadas y desaparecerán con el tiempo; tales
llagas no son deshonrosas, como no lo son las
cicatrices de un combatiente, el cual, a pesar de
las heridas y de los ataques del enemigo, supo
vencer y conseguir la victoria. íPor tanto, son
cicatrices gloriosas! Pero aún es más honroso
combatir en medio del enemigo sin ser herido. La
incolumidad del que lo consigue es causa de
admiración para todos.
Explicando este sueño, don Bosco dijo también
que no pasaría mucho tiempo sin que se dejasen
sentir estos tres males;
-Peste, hambre y también falta de medios para
hacer bien a las almas.
Añadió que no pasarían tres meses sin que
sucediese algo de particular.
Este sueño produjo en los jóvenes la impresión
y los frutos que había conseguido otras muchas
veces con relatos semejantes.
Mientras tanto monseñor Ghilardi había
entregado en Roma una carta de don Bosco a
monseñor Berardi en la que le daba noticias del
Oratorio, seguía comentando la necesidad que tenía
la Pía Sociedad
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