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((**Es8.701**) Bosco diciendo que ya fueron a confesarse con uno o con otro sacerdote, tal día o tal otro. Pero, interrogados por mí después de un día o dos, no acordándose de la respuesta anterior, cambian el nombre del confesor, o bien dicen un día diferente. Hay también algunos que cambian continuamente de confesor, pero no se deciden a cambiar de una vez su plan de vida. Esto es una gran equivocación: se engañan a sí mismos. Hacen como el enfermo que cambia cada día de médico. >>Cómo pueden curarse esos tales? El médico necesita ante todo conocer la enfermedad y todas sus fases, de lo contrario se equivocara y será vuestro el mal y la culpa. Señalaos, por consiguiente, un confesor, manifestadle después vuestras interioridades y así estaréis contentos en el momento de la muerte. Mientras tanto monseñor Gastaldi había sido consagrado por el Arzobispo monseñor Riccardi en la iglesia de San Lorenzo de Turín. El 9 de junio, fiesta de Pentecostés, debía tomar posesión de su sede; conservamos nosotros el borrador de su primera carta pastoral a los de Saluzzo, impresa en nuestra tipografía. El día anterior vino a celebrar la santa misa en el Oratorio. Se le preparó un trono bajo los pórticos, donde se sentó después de la función, con don Bosco al lado; don Juan Bautista Francesia le leyó y entregó después un himno suyo impreso, con esta dedicatoria: En la vigilia del día -en que S. E. Rvma. -Mons. Lorenzo Gastaldi -Obispo de Saluzzo -iba a consolar con su augusta presencia -su amadísima diócesis -los alumnos del Oratorio de San Francisco de Sales -reconocidos a sus muchos favores -imploran de este humilde modo -su pastoral bendición. Cantaron el himno los músicos, se leyó alguna poesía más, se levantó don Bosco y dijo: -Monseñor le pido dos gracias. La primera que ((**It8.826**)) proteja siempre esta casa. La segunda que, cuantas veces pase por Turín, venga a visitarnos. Monseñor respondió: -Prometo lo primero de todo corazón porque, como ya sabéis, yo he amado siempre este Instituto. No puedo prometer lo segundo, porque no sé si los asuntos me lo permitirán; pero prometo venir siempre que pueda. Después de otras afectuosas palabras, a ruegos de don Bosco, dio su bendición a todos y dijo: -Benedictio Dei omnipotentis Patris et Filii, et Spiritus Sancti descendat super vos, et potissimum super hunc sacerdotem Joannem Bosco et maneat semper! (La bendición de Dios omnipotente Padre e Hijo, y Espíritu Santo descienda sobre vosotros y muy especialmente sobre este sacerdote Juan Bosco y permanezca siempre). (**Es8.701**))
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