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italiano a renunciar a los medios violentos para
ganarse a Roma. Esperaba que con aquellas
concesiones estaría abierto el camino para otros
acuerdos con el Papa, especialmente en materias
comerciales, ((**It8.66**)) y se
habría llegado a mancomunar de tal modo los
intereses del pequeño Estado Pontificio con los
del resto de Italia, que sustituyesen totalmente
la influencia de una u otra potencia extranjera, y
se llegase así a la solución de la cuestión romana
sobre el terreno pacífico de la conciliación y de
la libertad de la Iglesia.
Don Bosco no compartía ciertamente las ideas de
estos señores, pero muchas veces, hablando del
nombramiento de los obispos (y nosotros se lo
hemos oído), sostenía que interesaba al Gobierno
mostrar una leal observancia a la <>, dar pruebas a Europa de sus
benévolas disposiciones con los intereses
espirituales de la Iglesia y complacer a las
poblaciones contando con su buen sentido, el cual
no habría permitido demostraciones embarazosas.
Don Bosco había dicho y repetido esto en
ciertas reuniones frecuentadas también por hombres
de la política. Y he aquí que le llegaba la
siguiente invitación del ministro Lanza:
Ministerio de Gobernación
Turín,
17 de marzo de 1865.
El que suscribe, por orden del Ministro,
tendría sumo placer en conferenciar con V. Rda. y
Honorabilísima Señoría.
Si le place, podría venir a mi despacho a su
comodidad.
De V.S.
Seguro servidor
VEGLIO
No dejó el Siervo de Dios de acudir al
Ministerio, y de vuelta en el Oratorio, como
alguien le preguntase de qué se trataba,
respondió:
-Un negocio de muchísima importancia.
Después de este primer encuentro, don Bosco fue
llamado más veces por el ministro de Gobernación.
De hecho, era él el hombre que en aquel momento
podía conocer mejor que ningún otro las
disposiciones de los ánimos en la Corte romana;
prever ((**It8.67**)) quién
podría ser el agente más grato al Papa y a los
Cardenales; sugerir quién podría realizar buenos
oficios en Roma para el buen éxito de las
negociaciones. Solamente más tarde nos hizo alguna
referencia acerca de este delicadísimo encargo,
mas al principio se imponía el secreto.
Entre otras cosas nos narró el trato familiar
que le había dispensado Lanza.(**Es8.70**))
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