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por la sacudida. Por fortuna tampoco los otros
sufrieron más que alguna contusión o rasguño. El
coche había topado contra un poste de piedra; en
el no había reparado el que guiaba; se levantaron
los tres y empezaron a acusarse unos a otros de
haber sido la causa de la caída. Se
responsabilizaba al cochero de no haber prestado
atención a lo que hacía y se replicaba al otro que
no debía haber señalado con la mano las casas y
las cosas, distrayendo así la atención de quien
llevaba s riendas. Don Bosco puso a los tres en
paz.
->>Por qué, les dijo, os acusáis uno a otro
cuando los tres sois inocentes? No tiene la culpa
el caballo que corría a poca velocidad, no tiene
la culpa el carruaje que está muy bien, no tiene
la culpa usted que guiaba, ni tampoco ustedes que
hablaban, porque cada uno atendía a lo suyo. La
culpa... íla culpa la tiene el que puso el poste!
Rieron todos de buena gana aunque sentían el
escozor de los golpes, subieron de nuevo al coche
y terminaron felizmente el viaje.
Por hoy basta; otro día, otras cosas. Si, por
azar, la madre de Spazzacampagna le pidiese
noticias de su hijo mayor, dígale que su salud no
empeora y que solamente esperamos una ocasión para
mandárselo como ella desea. Dé nuestros
respetuosos saludos a su hermano, a monseñor
Manacorda, etc. Acabe bien el mes de María y
ruegue por,
Su
afectísimo en Jesús y María
MIGUEL RUA, Pbro.
Así, pues, el Oratorio se vio privado de los
billetes reducidos para los trenes en los que
gozaban de una rebaja del setenta y cinco por
ciento. Dado el número de alumnos pertenecientes a
todas las regiones de Italia, la necesidad que
llamaba ora a uno, ora a otro a su respectivo
pueblo, y la larga distancia que muchos debían
recorrer, aumentaban extraordinariamente los
gastos del Oratorio. Había veintidós entre los
jóvenes recomendados por el Ministerio de Obras
Públicas y por la Dirección de Ferrocarriles,
aceptados y asilados por don Bosco, como consta en
los registros.
((**It8.803**)) Pero
éste no se desalentó y escribió a la Dirección de
Ferrocarriles. Sus cartas son una prueba de la
tranquilidad de su espíritu en medio de las
contradiciones.
Ilmo. señor Director General:
Ha pasado ya año y medio desde que esa
benemérita Dirección concedió a los pobres alumnos
de esta casa la reducción a una cuarta parte de la
tarifa para viajar en los ferrocarriles por la
Alta Italia. Inesperadamente se ha suprimido este
favor, lo que ha producido gran desconcierto entre
nuestros muchachos, algunos de los cuales no
pudieron volver de sus respectivos pueblos.
Al pedir la razón de esta privación se nos han
presentado concretamente dos hechos. Uno de
Castagnole delle Lanze, donde algunos parientes de
muchachos aceptados, que venían a este
establecimiento, intentaron mezclarse con ellos
para disfrutar, de la misma reducción. El Jefe de
Estación descubrió el hecho y negó el
(**Es8.682**))
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