((**Es8.672**)
>>->>Has visto, me dijo, cómo andan las cosas?
>>-Sí, respondí absorto ante su pesar y de pie
junto a él; he visto cómo tratan a don Bosco...
pero... no será nada...
>>-Y sin embargo, Jesús mío, continuó mirando
al crucifijo, Tú sabes que he escrito este libro
con buena intención.
>>Caían las lágrimas de sus ojos sobre el
escritorio.
>>-Tristis est anima mea usque ad mortem! (Mi
alma está triste hasta la muerte). Fiat voluntas
tua... (Hágase tu voluntad)... íNo sé cómo pasaré
esta noche: Jesús mío, ayúdame!
>>Trataba yo de aliviar su dolor con alguna
frase interrumpida por los sollozos; pero él me
dijo:
>>-Chiapale, vete a descansar, ya es muy tarde;
mañana por la mañana ven a terminar la copia.
>>-Don Bosco, déjeme estar aquí con usted esta
noche, le respondí; aún no tengo sueño.
>>Después de unos minutos de silencio, se
levantó resuelto... y me dijo:
>>-Bueno... anda, vete a dormir.
<>-Muy bien, bravo, íeres un campeón! Don Bosco
parecía otro completamente distinto del de unas
horas antes.
((**It8.791**)) >>En
aquel momento se oyó una voz poderosa a la puerta.
>>->>Está don Bosco?
>>Reconocí que era la del canónigo Gastaldi, mi
profesor de elocuencia sagrada en el Oratorio.
>>-Es monseñor Gastaldi, dije a mi Superior.
>>Don Bosco salió a su encuentro y le dijo:
>>-Adelante, Monseñor.
>>-Bueno, don Bosco: >>cómo está?
>>-Como Dios quiere, Monseñor.
>>->>Está listo el escrito?
>>-Sí, Monseñor.
>>Lo repasó éste rápidamente y dijo:
>>-Muy bien, no falta nada.
>>->>Quiere decir que no hay peligro de...?,
preguntó don Bosco.
>>-Hombre de poca fe, interrumpió Monseñor;
>>por qué teme?
(**Es8.672**))
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