((**Es8.668**)
Observo a esto que los hechos narrados por mí
están expuestos con idénticos pensamientos y casi
con las mismas palabras por Cucagni en su vida de
San Pedro.
En cuanto a la distinción entre éstos y los
sacados de los libros sagrados, me parece que está
suficientemente tratada en la cita colocada al
final de los hechos no registrados en la Biblia.
Por ejemplo, se señala en la página 102 que el
hecho de Teófilo no pertenece a la Biblia; pero,
al acabar el párrafo, yo advierto que está tomado
de San Basilio de Seleucia y de las Recognitiones
de San Clemente. El hecho anotado en la página 126
me parece en todo conforme con el texto bíblico,
excepto la palabra Rode (Rodas) que yo traduje del
griego por Rosa, siguiendo al citado Martini en
este lugar, y a Cucagni, Vol. II, pág. 167-8.
Tocante al hecho de que Tiberio propuso al
Senado incluir a Jesucrito entre los dioses, yo me
he atenido literalmente a cuanto expone Benedicto
XIV, de gloriosa memoria, en el tomo I, c. 1.° De
servorum Dei beatificatione (Sobre la
beatificación de los Siervos de Dios).
En la página 152 se desaprueba la narración de
un muerto resucitado por San Pedro. Este hecho
está referido, y con iguales circunstancias, por
el mismo Cuccagni, y con el fin de que el lector
se de cuenta de que este hecho no pertenece a los
((**It8.786**)) Libros
Sagrados yo advierto enseguida que está tomado de
San Paciano, epístola segunda: V. Cucagni Vol.
III, pág. 170-1.
Se censura el que se exponga como cierto el
vuelo y la caída de Simón Mago y, sin embargo, San
Cirilo de Jerusalén, Sulpicio Severo, San
Epifanio, San Ambrosio, San Agustín, San Máximo y
otros célebres santos doctores o escritores
eclesiásticos lo recuerdan como admitido y como
hecho histórico. Por eso lo admite varias veces el
citado Cuccagni, el cual añade otras
circunstancias. Además, en Roma, en la iglesia de
Santa Francisca Romana, junto al arco de Tito, hay
una piedra en la que, en una inscripción en mármol
que está al lado, se lee que en dicha piedra
estuvo arrodillado san Pedro, mientras rezaba por
la caída de Simón Mago.
En la página 164 se observa que no puede
contarse entre los hechos ciertos el que se
refiere a la salida de San Pedro de Roma y su
vuelta a la ciudad, después de haberse encontrado
al Salvador llevando la cruz. Pero Cuccagni lo
expone con circunstancias aún más detalladas y
cita después a san Ambrosio y a otros muchos
célebres autores, a los que, por lo menos, parece
se pueda prestar una fe histórica. Tanto más que,
al poner en duda este hecho, se ofendería a la
piadosa y constante tradición de las personas y
monumentos que en la misma Roma todavía lo
atestiguan. V. Cuccagni Vol. III, pág. 195.
Se advierten, además, algunas proposiciones no
exactas en orden a la historia evangélica, por
ejemplo en la página 17, cuando se dice que los
apóstoles se ocupaban de la predicación. Lo cual,
según las observaciones, no está conforme, antes
parece contrario a la Historia Evangélica. Pero
>>no parece claro que se deba aplicar a la
predicación de los apóstoles, antes de la muerte
de su Divino Maestro, cuando está repetido tan
frecuentemente en el Evangelio sobre este
particular? Dice San Mateo en el capítulo X:
<>. V. seq. Hos duodecim misit Jesus
praecipiens eis, dicens: In viam gentium ne
abieritis et in civitatem Samaritanorum ne
intraveritis. Sed potius ite ad oves quae
perierunt domus Israel. Euntes autem praedicate
dicentes: quia appropinquavit regnum coelorum>>.
(<>. Y en el versículo siguiente:
<(**Es8.668**))
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