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Carísimo Caballero:
Si yo supiese los gastos del Municipio de
Chieri, estudiaría un plan en el que pudiera tener
alguna ventaja. Si me atuviese a la tasa
gubernativa, el total pasaría de las sesenta mil
liras entre el curso de:
Liceo completo.
Gimnasio, con un maestro por clase.
Curso técnico, con maestro dentro de la ley.
Elementales, con cinco clases.
Pero yo creo que tal cantidad puede reducirse a
treinta mil y se tendría abierto el internado sin
que el Municipio hubiese de añadir ni un céntimo.
Esta propuesta está hecha en abstracto y para
concretarla se necesita:
1.° Que el Municipio la acepte en su totalidad;
2.° que nombre una junta para tratar este asunto.
Si hubiese que adoptar ciertos principios
económicos aún se podría hacer una reducción de
ocho mil liras sin alterar para nada la enseñanza.
Por lo demás, usted conoce muy bien mi buena
voluntad; allí donde la industria y la buena
voluntad puedan obtener algo para la gloria de
Dios, allí estoy yo con todas mis fuerzas.
Con todo mi aprecio y gratitud, créame en el
Señor,
De V.S.
Turín, 20 de mayo de 1867.
Su seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
En aquellos días, después de mucha oración y
tras haberse aconsejado con doctas personas,
especialmente con el nuevo Obispo de Saluzzo,
monseñor Lorenzo Gastaldi, se dedicó a poner por
escrito una respetuosa respuesta al dictamen hecho
por el Consultor del Indice a su opúsculo.
Escribió lo siguiente:
((**It8.784**))
ACLARACIONES
A ALGUNAS OBSERVACIONES HECHAS AL
OPUSCULO
<>
OBSERVACION GENERAL
En todos mis escritos, lo mismo religiosos que
profanos, he tenido siempre por mira defender y
sostener la autoridad de la Iglesia y
señaladamente del Sumo Pontífice. En la
predicación, en las publicaciones de todo género
he procurado poner en claro, del modo más
sencillo, este supremo principio de nuestra
católica y santa religión. En consecuencia, cuando
se me dijo primero vagamente, y luego se me
aseguró y comunicó oficialmente que se habían
hecho algunas observaciones a este pequeño
trabajo, me sentí como herido por un rayo ante el
vivo disgusto sufrido, de que hubiesen podido
saltar a los puntos de la pluma expresiones
totalmente opuestas a mis sentimientos. Supe
después que no todas las observaciones hechas a mi
pequeño trabajo habían sido juzgadas por la
autoridad competente tales que debieran
(**Es8.666**))
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