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Iglesia por Jesucristo, etc.; pero que san Pedro
haya venido a Roma o no, etc. es cuestión que no
pertenece a la fe y es solamente cuestión
histórica 1.
Este párrafo me pareció inexacto y hablé de
ello con don Juan Bautista Francesia para que se
lo comunicase a usted.
Mientras tanto, queriendo asegurarme de ello,
mandé una nota al P. Cardella, profesor de
Teología en el Colegio Romano, y le pregunté si
habiendo un autor católico (no le nombré a usted
para darle más libertad de contestación) escrito
etc., aquella proposición era segura.
El P. Cardella me respondió la carta, cuyo
original remito a usted, autorizándole, si lo cree
oportuno, a copiarla; pero rogándole me devuelva
el original.
Como quiera que la carta decía sustancialmente
que la proposición era sostenible, no busqué más
ni me preocupé de saber si don Juan B. Francesia
había hablado o no de ello con usted; si le había
hablado ligeramente y sin cuidado aunque es
probable que él no diera importancia a la
cuestión.
Pero, mientras tanto, otros hacían en Roma la
misma observación. Yo no supe mas de ello hasta
hoy cuando Federico me habló.
Y apenas salió Federico de mi habitación, llegó
el P. Piccirillo de la audiencia con el Papa y me
dijo que, habiendo visto éste en el fascículo de
la Civilt… Cattolica un artículo sobre el
Centenario, se acordó del librito de don Bosco y
dijo que había en él un párrafo que no le había
gustado, que aquello no estaba bien dicho: y que
don Bosco debía quitarlo. De hecho no habló del
Indice, ni de condena alguna, y yo creo que no
habrá faltado algún celoso que habría querido el
Indice; pero del modo como habló el Papa, el P.
Piccirillo me asegura que es imposible que el
libro sea condenado.
Mientras tanto es cierto que: 1.° la
proposición, según esta carta del P. Cardella, es
sostenible; 2.° pero que es inoportuna; 3.° que el
Papa (como doctor privado) la cree falsa e
insostenible.
Por tanto, usted verá lo que se ha de hacer. Lo
cierto es también que el Papa ((**It8.781**)) como de
costumbre, habló muy bien de usted y con mucho
afecto y bondad y (según yo creo) estaría muy
contento si recibiese pronto una edición
corregida.
No me toca a mí darle pareceres. Creo, no
obstante, que si en el prólogo dijese claramente
el por qué de la segunda edición y sin condenar
una proposición no condenada y tal vez sostenible
y no condenable, advirtiere que ha sido cancelada
por lo menos como inoportuna. El P. Piccirillo, en
cambio, cree que sería mejor cancelarla de hecho y
no hablar de ella en el prólogo.
Como el P. Cardella me escribió la adjunta de
prisa y sin mucha meditación, tal vez pudiera
ofenderse al saber que yo se la he comunicado y,
tanto más, si usted hiciese de ella servicio
público. Por lo tanto le ruego haga uso de ella
solamente para su norma y que no nombre al P.
Cardella.
Perdone el atropellamiento, la prisa y la mala
letra. Ruegue por mí y créame
Su afectísimo servidor
P. OREGLIA S. J.
1 Véase el texto literal del período en la
página 649.
(**Es8.663**))
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