((**Es8.659**)
deprehensum est prout ex folio epistolae huic
adnexo (Archiep. reservato) patebit. (Escribir al
Arzobispo de Turín para que mande al Autor
preparar una nueva edición en cuyo prólogo se diga
a los lectores que el autor se retracta de
cualquier cosa digna de censura que haya sido
juzgada como tal por el S. Concilio como son las
que aparecen en el folio que acompaña a esta carta
(reservada al Arzobispo).
La cual referida por mí a Su Santidad, dignóse
éste, en el día 12 pasado, poner su soberana
sanción, tras la cual me incumbe a mí en razón de
oficio, comunicarla a V. E. Reverendísima, a fin
de que tome con igual solicitud y vigilancia las
oportunas determinaciones.
Aprovecho la ocasión de la oportunidad que se
me presenta, para advertirle que en estos días
llegaron otras denuncias respecto a una
publicación periódica que ahí se publica, con el
título de Lecturas Católicas, en las cuales se
encuentran, si no errores manifiestos, al menos
palabras o historietas que excitan, más que a la
pública edificación, a las risas y burlas de un
siglo en el que tanto abusa la crítica para
desacreditar la religión, señaladamente de las
obras ascéticas y místicas. No hace mucho que fue
condenada por la Santa Sede La Vida de Jesucristo,
impresa en Turín por los herederos del difunto
párroco Cuniberti con aprobación de esa Curia
Eclesiástica, y yo escribí a ese monseñor Vicario
Capitular para que hiciese retirar los ejemplares
y corregir los errores. Comprenderá, pues, V. E.
Reverendísima cuánta vigilancia y exactitud sean
necesarios al examinar los escritos de asunto
religioso para no exponer al insulto y a la
irrisión la Autoridad Eclesiástica.
Con los sentimientos del más alto aprecio y
veneración, tengo el gusto de ofrecer de V. E.
Rvma.
Minerva-Roma, 29 abril 1867
Su seguro
servidor
Fr. ANGEL
VICENTE MODENA, Ord. Pred.
Secretario
del Indice
((**It8.776**)) Este
fue el resultado de los manejos de quien había
pensado llegar a desacreditar a don Bosco,
persiguiendo las Lecturas Católicas.
Este no tardó en presentarse al canónigo
Zappata, Vicario Capitular, para entregarle un
ejemplar de la Vida de San Pedro, por él pedida, y
hablando el Vicario de las Lecturas Católicas, le
dijo:
-He leído varios de estos fascículos y no debo
tener la cabeza bien puesta, pues no he encontrado
nada censurable y menos que ísea merecedor de una
condena!
Llevó también el libro al canónigo Gastaldi,
quien lo examinó y encontró, según su parecer,
que, aun admitiendo alguna posible enmienda, lo
escrito no era reprobable; y en consecuencia, sin
dejar de prestar el debido obsequio a lo dispuesto
por la Sagrada Congregación, le aconsejó que
preparase una declaración de defensa, que podría
presentarse siempre que la prudencia y la
invitación de la suprema
(**Es8.659**))
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