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o religioso es una grave equivocación en materia
teológica, que al menos no deja de ofender los
piadosos oídos de los fieles. El hecho de que se
trata es verdaderamente histórico y se demuestra
con éxito, con argumentos de crítica; pero tiene
además una íntima relación con lo que es
estrictamente religioso y ((**It8.764**))
dogmático, y es el supuesto o fundamento histórico
de una verdad dogmática y religiosa, que es el
Primado de los Pontífices Romanos. Por esto la
venida de san Pedro a Roma es un punto, una
verdad, no menos defendida por los críticos que
propugnada por los católicos de todos los tiempos,
y negada solamente por algunos críticos, los
cuales se persuadieron de llegar de este modo a
tirar por tierra el primado de los Romanos
Pontífices.
Lo que hay que retener sobre el nexo entre el
dogma del primado de los Romanos Pontífices y el
hecho histórico de la venida de san Pedro a Roma
lo demuestra claramente el docto Pedro Ballerini
en su obra De vi et ratione primatus (Fuerza y
razón del Primado) en la página 3: Si enim -dice-
stet Romae Petrum fuisse et in Romana Sede
decedentem succesoribus suis primatum bono
Ecclesiae necessarium reliquisse, statim sequitur
quod et Catholici cum tota Ecclesia tamquam dogma
certissimum tenent Romanos Pontifices eidem Petro
in ipsius primatu succedere... (Si consta que
Pedro estuvo en Roma y muriendo en la Sede Romana
transmitió a sus sucesores el primado, necesario
para el bien de la Iglesia, se sigue
inmediatamente lo que los católicos con la Iglesia
entera profesan como dogma certísimo que los
Romanos Pontífices suceden al mismo Pedro en su
primado...). Empero nuestro autor, con ideas muy
confusas y con lenguaje inexacto, prosigue en el
citado lugar: <>. En este pasaje habla como si solamente se
debiese tener como verdad de fe el Primado
conferido a san Pedro, mientras es también verdad
de fe que el Primado de san Pedro persevera en los
Romanos Pontífices y que no es extraño a este
dogma el que san Pedro viniera a Roma y
estableciera su sede aquí, para hacer comprender
que en los Romanos Pontífices debía transmitirse
el Primado sobre toda la Iglesia.
De las indicadas observaciones parece deducirse
que hay fundadas razones para que sobre dicho
libro haya que decretar <> (sea proscrito hasta que se corrija).
En cuyo caso se podría aconsejar al escritor que
enmendara o, mejor, volviera a rehacer totalmente
su pequeño trabajo.
Por lo demás, este mi parecer se somete
plenamente al sapiente y autorizado juicio de esa
Sagrada Congregación.
21 de marzo de 1867
Can. PIO
DELICATI, Consultor.
Su Eminencia el cardenal Luis Altieri, obispo
de Albano, era el Prefecto de la Sagrada
Congregación del Indice; pero presidía la sesión
S. E. el cardenal Antonio María Panebianco, de la
Orden de los Menores Conventuales, Prefecto de la
Sagrada Congregación de las Indulgencias y las
Sagradas Reliquias.
La Sagrada Congregación examinó el dictamen y
no lo aprobó en su conclusión final, sino que se
limitó a darlo a conocer al Venerable
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