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Oratorio por temor a que se encendiese la
animosidad entre sus hijos que tanto le querían.
Y, sin embargo, mientras estaban a punto de
coronarse los muchos y santos sacrificios para
rematar la propiedad de las Lecturas Católicas,
como ya hemos expuesto, el demonio intentó golpear
de otro modo la providencial publicación y
permitía el Señor que el Venerable experimentase
una hora de gran tribulación, después de tantos
triunfos. Omnes qui placuerunt Deo, per multas
tribulationes transierunt (Todos los que agradaron
a Dios, pasaron por muchas tribulaciones) (Judit,
8-23).
Aún antes de su partida de Roma ya aquellos
señores habían denunciado a la Sagrada
Congregación del Indice el fascículo del
Centenario para que fuese examinado, a pesar de
haber sido alabado por el Sumo Pontífice.
No le pasó por alto la tendenciosa petición y
el libro fue entregado para su examen a un
consultor, el canónigo Pío Delicati, profesor de
Historia Eclesiástica ((**It8.762**)) en el
Apolinar 1 el cual presentaba su dictamen el 21 de
marzo.
DICTAMEN
<>
El sacerdote Juan Bosco se propone con este
opúsculo invitar a sus lectores a considerar las
gestas del Príncipe de los Apóstoles y disponer su
espíritu con una devota preparación a la próxima
solemnidad que va a celebrarse. Ciertamente que es
laudable un deseo tal y digno de encomio el celo
con que se muestra animado dicho escritor. Parece,
sin embargo, que el trabajo no puede quedar libre
de censura por ciertos matices a los que él da
ocasión.
Primeramente, es notable que en el desarrollo
del tema proyectado, se juntan frecuentemente
hechos inconclusos por la misma autoridad de las
Divinas Escrituras, con otras narraciones, sacadas
en parte de tradiciones inciertas, y en parte de
documentos apócrifos, sin ninguna distinción o
advertencia como si éstos y aquéllos tuviesen el
mismo peso e idéntico grado de certeza.
Por ejemplo: en la página 102, después de haber
dicho que san Pedro fue a undar la Iglesia en
Antioquía, se añade que el Apóstol encontró graves
obstáculos por parte del Gobernador, de nombre
Teófilo, quien lo metió en la cárcel y además,
para escarnio le hizo cortar los cabellos por
mitad dejándole un cerco alrededor de la cabeza a
manera de corona, dando a entender que en este
hecho hay que ver el origen de la corona o tonsura
en la cabeza de los eclesiásticos.
Asimismo, al referir la prodigiosa liberación
de san Pedro en la cárcel de Jerusalén, donde
había sido encerrado por orden de Herodes, en la
página 126 prosigue
1 Apolinar.-El Apolinar es una de las grandes
universidades de la Iglesia en Roma. (N. del T.)
(**Es8.647**))
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