Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es8.641**) director de estudios, al ver que no había remedio y que había que enviarlo a casa, pensó presentarlo a don Bosco, y le acompañó hasta su habitación. Don Bosco hizo que se arrodillara y le bendijo. Patarelli se estremeció y, como si despertara y volviera en sí, exclamó: ->>En dónde estoy? -En mi habitación, respondió don Bosco; y >>por qué estás aquí en vez de ir a clase? -Ni siquiera sé yo cómo he podido venir aquí. -Entonces vete a clase, porque ya ha sonado la campana. Y el muchacho, lleno de alegría, corrió a clase. íEstaba totalmente curado! El canónigo arcipreste José María Cantú Cancelli escribía, desde Tortona, el 15 de abril de 1867, al Veneradísimo y queridísimo don Bosco: <>. Un antiguo alumno escribía a don Juan Bonetti el año 1888: <((**It8.755**)) rezar por ella. íOh, prodigio de las plegarias de don Bosco! Mi hija curó inmediatamente y el médico, después de haberla examinado, exclamó admirado: -íEsto es un milagro!>>. A fines del mes de abril o primeros de mayo de 1867, don Bosco fue llamado, desde Vercelli, para visitar a una Marquesa enferma, que pedía su bendición, dispuesta a entregar quinientas liras para la iglesia, si curaba. Hacía varios meses que estaba enferma; parecía casi incurable, estaba sin fuerzas, y yacía en cama. Don Bosco fue, bendijo a la enferma y salió luego a la ciudad para resolver algunos asuntos. No había llegado muy lejos de la casa de la Marquesa, cuando oyó una voz que le llamaba y sintió una mano sobre sus (**Es8.641**))
<Anterior: 8. 640><Siguiente: 8. 642>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com