((**Es8.638**)
conversaciones frívolas, de queja, de murmuración,
de crítica o de propia alabanza.
Algunas veces invitaba a los muchachos a
exponer por carta sus penas o las faltas cometidas
y los temores que tuviesen de no ser bien vistos
por los superiores. En cierta ocasión avisó a uno
de que debía combatir su inclinación a enfadarse
interiormente por las disposiciones tomadas por
los superiores y le señaló las causas de su
inquietud; el muchacho escribió a don Bosco una
cartita que acababa con estas palabras: <>. Y don
Bosco, que le vio después de la cena, muy cerca de
él en el refectorio, le dijo al oído:
-He leído tu carta y me gusta mucho. Por mi
parte haré cuanto pueda por ayudarte. Se ve que yo
te entiendo y tú me entiendes. >>De acuerdo?
-Sí, sí.
-Sólo te recomiendo que cuides tu salud.
Había un muchacho que se dejaba dominar por la
melancolía; ((**It8.751**)) después
de cenar fue a besar la mano a don Bosco y éste le
dijo:
-íQuerido mío!
Y al decir esto, inclinó su cabeza hasta la del
muchacho, como a la espera de que le dijese algo
confidencialmente. Y exclamó el muchacho:
->>Qué quiere que le diga? Dígame usted algo.
Y él respondió:
-Tú tienes disgustos, estás triste, y al verte
así, yo también me entristezco. Por el contrario,
si tú estás alegre, yo lo estoy contigo;
querría que estuvieras perpetuamente alegre; que
rieras, que saltases, que fueras feliz en este
mundo y en el otro.
Un día en el que se sabía por el Oratorio que
don Bosco andaba preocupado con serias
contradicciones, acercóse el Siervo de Dios a
cierto muchacho, afligido por nimiedades de la
vida comunitaria, y le dijo:
-Tú puedes ayudarme mucho a estar alegre.
Al día siguiente llegóse a él, en la sacristía,
después de misa, el mismo muchacho para ayudarle a
quitarse los ornamentos sagrados, le besó la mano
y don Bosco, sonriendo, le dijo:
-Sé valiente y vive alegre. San Felipe Neri
dice que la melancolía es el octavo pecado
capital.
Y a uno, de carácter altanero, resentido por
una disposición de los superiores referente a él,
que le parecía humillante y contraria a sus
inclinaciones, le repetía:
(**Es8.638**))
<Anterior: 8. 637><Siguiente: 8. 639>