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((**Es8.634**) Otro luto había conmovido el día anterior al Oratorio. Moría de pena, en Lanzo, ante un gravísimo disgusto de familia, el joven Julio Gladini, enviado allí por don Bosco para que, en medio de aquellos montes, se distrajese y se le quitase la desoladora tristeza. Mientras tanto, el caballero Oreglia había partido para Roma con el fin de atender al aumento de la difusión de las Lecturas Católicas, al reparto de las listas de los premios de la tómbola y de los catálogos de la librería del Oratorio. Tenía que tratar con los periodistas católicos, con los libreros, con los encargados de las asociaciones, con los principales bienhechores de las ciudades por las que pasara. En Florencia se alojó en casa del barón Arnaudi y se entretuvo con el Arzobispo, quien hizo que le hablara de don Bosco durante más de una hora. El 23 de abril escribía a don Miguel Rúa acerca de lo hecho y lo que debía hacer en la imprenta, de los encargos por cumplir y los envíos de los boletos premiados y de los libros prometidos. Le comunicaba asimismo los saludos de monseñor Frescobaldi, del reverendo Campolmi, de la princesa Boutourlin, de la condesa Soranzo, y de muchas otras personas que se interesaban por las Obras Salesianas, y también las esperanzas que todos tenían de poder volver a ver a don Bosco en Florencia en el mes de mayo. Pedía noticias del asunto ((**It8.747**)) de las Lecturas Católicas con el Obispo de Ivrea aún no concluido por entonces. Don Bosco hizo que le respondiera: <>. El día 26 estaba el Caballero en Bolonia con el padre Lanzerini, fundador del Hospicio de la Inmaculada, en la calle Galliera, y esperaba encontrarse el 30 en Roma. Entre otros muchos, le esperaba don Alejandro Aicardi, quien desde el 3 de abril le manifestaba su deseo de encargarse de hacer gestiones para algún nuevo Obispo del Piamonte, y decía: <>. Esta carta del Caballero fue consignada a don Bosco, juntamente con otra escrita para él por el Vicario General y Capitular de Fossano, monseñor Guillermo Marengo, el 20 de abril de 1867. La preciosa carta de V. S. Ilma., recibida ayer, me ha conmovido grandemente el corazón y reavivado en mí la esperanza de que pronto sea nombrado el Obispo para esta diócesis vacante. Le aseguro, Caballero, que es esperado con la mayor ansiedad, por todo el clero y por los seglares. Ayer cuando comuniqué la noticia, que (**Es8.634**))
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