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También monseñor José Berardi, arzobispo de
Nicea in partibus infidelium (en países de
infieles) había sido requerido para el mismo fin:
Muy apreciado don Juan:
El cuidado que usted se toma por mi salud es
hijo de la bondad de su corazón. Por su atenta
carta del 20 del pasado marzo veo las oraciones
que por mí se dirigen al Señor con este motivo y
no tengo palabras para expresarle mi gratitud.
Puedo decirle francamente que estoy mejor, pero no
curado del todo, ya que siento todavía algunas
molestias en cualquier cosa a que me dedique.
Confío, no obstante, que con la intercesión de la
bienaventurada Virgen Inmaculada, poco a poco
recuperaré mi primer estado de salud.
Referente a su asunto, he visto con desagrado
la dificultad surgida. Quizá si en las muchas
ocasiones, en las que usted me honró haciéndome
partícipe ((**It8.737**)) de sus
planes, hubiese creído oportuno seguir mis pobres
consejos, las cosas hubieran ido diversamente.
Dado el punto en que ahora se encuentran, puedo
decirle, aunque con la máxima reserva, que
mientras exista la decidida oposición de ese
Vicario Capitular, no se resolverá lo que usted
desea, hasta que no sea interpelado de propósito y
haya respondido manifestando su parecer el
Arzobispo recién nombrado para esa Archidiócesis y
sea examinada la materia en la plenaria
Congregación de Obispos y Regulares, tal como
recientemente ha sido prescrito por el Santo
Padre. Hay que tener, pues, paciencia y esperar el
éxito de dicho examen.
Le comunico esto para su norma, al tiempo que
le ruego siga encomendándome en sus oraciones y
las de sus alumnos. Le mando los más cordiales
saludos de parte de mi madre, al tiempo que tengo
el gusto de confirmar mis sinceros sentimientos de
afecto y estima.
Roma, 2 de abril de 1867
Su seguro servidor
JOSE BERARDI
El día 7 de abril, domingo de Pasión, decía don
Bosco a los muchachos:
-El cardenal Antonelli me escribe una carta en
la que me anuncia que está curado, nos agradece
las oraciones que hemos hecho por él y nos asegura
que rogará siempre por nosotros. Añado que mañana
vendrá a decirnos la santa misa monseñor Gastaldi,
Obispo de Saluzzo, persona muy benemérita de la
Casa. Quien desee confesarse, sepa que yo estaré
en el coro...
Se trataba, además, de sufragar el alma del
joven Valentín Gallenzi, fallecido en su casa el
30 de marzo.
Vino el canónigo Gastaldi, celebró el santo
sacrificio y después, lo mismo que había hecho
otras veces, se entretuvo largo tiempo con don
Bosco para oír de sus labios noticias sobre la Pía
Sociedad. Vio la carta del Cardenal y la de
monseñor Berardi; supo que la carta comendaticia
(**Es8.626**))
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