((**Es8.609**)
<>Si me cree útil para algo, ruégole tenga en
cuenta mi pobre persona para cualquier trabajo que
contribuya a la mayor gloria de Dios, al triunfo
de la Iglesia y a la ayuda del prójimo.
>>Me encomiendo a sus oraciones; recuerdo
siempre el día en que tuve la fortuna de
conocerle. No olvidaré nunca el Oratorio de San
Francisco de Sales, y ruego a Dios me presente una
ocasión para demostrar con las obras el interés
que tengo por este piadoso centro...>>
Y en carta de la condesa Virginia de Cambray
Digny, fechada en Florencia el 12 de abril, se
leía:
((**It8.717**)) <>Le estoy reconocidísima por haberse acordado
de mi hija ante el Santo Padre y estoy convencida
de que esa bendición habrá contribuido para que
reciba, con provecho para el alma, su primera
comunión.
>>Debo presentarle los más distinguidos saludos
de la señora Jerónima Uguccioni, a quien he visto
esta mañana, y que me ha encargado le ruegue que
no la olvide en sus preciosas oraciones. También
yo me encomiendo de nuevo a usted junto con toda
mi familia>>.
(**Es8.609**))
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