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ante Dios y moverlo a verter copiosas bendiciones,
son miles y miles las voces que, desde los tres
Oratorios de Turín y desde las casas de Mirabello
y de Lanzo, se elevarán hasta el trono de las
misericordias celestiales; miles y miles los
corazones que implorarán que desciendan
centuplicados sobre V. E. y su augusta y
benemérita familia los favores con que ustedes nos
obsequiaban en la persona de nuestro don Bosco.
Dígnese, por tanto, excelentísimo señor Conde,
perdonar si unas pobres manos ofrecen pobres
dones. Humildemente le mandamos este sencillo
testimonio, como prueba de nuestro más profundo
agradecimiento y afecto. Rogamos encarecidamente
al Señor supla nuestra pobreza favoreciéndole con
las más copiosas bendiciones en la tierra y
consolándole un hermoso día abriendo, para usted y
su benemérita familia, las más suaves dulzuras del
Paraíso.
Renovándole los más íntimos sentimientos de
respeto y de nuestra más sincera gratitud, nos
profesamos
De V.E.
Turín, 15 de febrero de 1867
En nombre de los diez sacerdotes del Oratorio
de San Francisco de Sales, Angel Savio.
Por los cuarenta clérigos, Segundo Merlone,
Por los cincuenta alumnos de retórica, Juan
Bautista Bruna.
((**It8.678**)) Por los
cincuenta de humanidades, César Cagliero.
Por los ochenta del tercer curso, Miguel Vota.
Por los noventa del segundo curso, Carlos
Montiglio.
Por los ciento ochenta del primero, Domingo
Battagliotti.
Por los doscientos aprendices, José Franchino.
Por los treinta empleados, Miguel Bertinetti.
Por los muchachos externos del Oratorio de San
Francisco de Sales, José Villa.
Por los muchachos del Oratorio de San Luis,
José Formica.
Por los muchachos del Oratorio de San José,
Juan Occelletti.
Por los muchachos del Seminario Menor de
Mirabello, el Director don Juan Bonetti.
Por los muchachos del Colegio de Lanzo, el
Director don Juan Bautista Lemoyne.
Esta carta llegó al palacio situado junto a San
Pedro ad Vincula el día 16 la tarde, mientras don
Bosco (decía Francesia en su respuesta) volvía de
su visita al cardenal Angel Quaglia, a quien había
ido para interesarle en favor de la Pía Sociedad
de San Francisco de Sales, y para oír sus
consejos, respecto a la consecución de ciertos
privilegios y la aprobación canónica. He aquí la
carta de don J. B. Francesia:
Querido caballero Oreglia:
He recibido la carta de los muchachos y espero
presentarla el próximo domingo, con el deseo de
poder tener para entonces los libros, que usted ya
habrá hecho encuadernar...
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