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adornan y del abundante bien que de ellas espera,
que nosotros hemos aprendido de él a estimaros y
amaros.
Para que nuestro afecto se manifestara más
dispuesto a los hechos que a las palabras, a más
de cuanto hemos podido hacer para agasajar a este
ínclito varón, benemérito de la Religión y de la
humanidad, nos hemos decidido a ayudarle,
cooperando dentro de nuestros posibles a la obra
caritativa y santa, en la que cifra todo su
pensamiento y afecto, esto es, en socorro de
vuestras más apremiantes necesidades y al mismo
tiempo llevar a término ahí la construcción de esa
iglesia dedicada a la Virgen, nuestra abogada y
madre amorosísima. Y no hay que creer que el
efecto no corresponda al piadoso deseo, ya que el
buen Dios no dejará de bendecir tan piadosa
empresa; es más, próvido y misericordioso como El
es, con los frutos de vuestras buenas obras, os
mostrará cuán grande y señalado es el beneficio
que os ha hecho de sacaros, principalmente en
estos tiempos tan borrascosos, de los manifiestos
peligros que acechaban vuestra inocencia, y
reuniros en ese bienaventurado asilo de paz y
seguridad.
Humillémonos, pues, ante el Señor, y después de
haber dado gracias por tantos beneficios como nos
ha concedido e incesantemente nos concede,
roguémosle para que nos asista con su gracia, para
que conformados totalmente con su voluntad, con la
santa perseverancia en el bien, nos conceda una
vida pura e incontaminada. Y como éste debe ser el
único fin de toda nuestra acción, también será el
único premio, la única corona que esperan aquellas
almas generosas que con tantas fatigas, abnegación
e inestimable sacrificio, buscan el camino para
dirigir el alma a la virtud y a la verdadera
sabiduría.
Entre tanto, queridísimos hermanos en Nuestro
Señor Jesucristo, os abrazamos con todo afecto, y
rogamos continuamente para que el Padre, el Hijo y
el Espíritu Santo habiten siempre en nuestros
corazones. Así sea.
Roma, Colegio Nazareno, día 13 de febrero de
1867
Los decanos
de la VI sección:
JUAN DATTI
-JUNIO DEI -
FELIPE
NARDUCCI -HERCULES BALSANO-
PABLO
CARUSO -JULIO BUFALINI
((**It8.674**)) Unas
semanas más tarde, llegaba la afectuosa respuesta
del Oratorio:
Beneméritos Señores:
Cuando nuestro venerado superior y padre don
Bosco estuvo en Roma, vosotros le colmasteis de
tantas atenciones, que también nuestro compañero
se enterneció y conmovió. No sólo quisisteis darle
a él piadosas demostraciones de afecto, sino que
dirigisteis vuestra mirada hasta nosotros, tan
lejanos y desconocidos para vosotros, y nos
escribisteis palabras llenas de amor fraterno.
Gracias, señores, mil gracias.
Y mientras apreciamos en esta vuestra bondad la
óptima educación que recibís de los seguidores de
san José de Calasanz, santo que tanto trabajó por
el bien de la juventud, vemos también vuestra
correspondencia a sus generosos esfuerzos. íOjalá
pudiéramos nosotros imitaros! Envidiasteis nuestra
fortuna, y es tal que hay que merecerla. Si
vosotros al ver a don Bosco, una o dos veces,
quedasteis tan impresionados, >>qué decir de
nosotros que le vemos continuamente, oímos su
santa palabra, y recibimos de él cada día el
alimento que nos sostiene la vida? íSi pusiéramos
en
(**Es8.572**))
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