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manos las biografías de nuestros tres santitos,
como aquí los llaman. No necesitaba más para
difundirlas entre los suyos y para entusiasmarlos
((**It8.621**)) a
imitar las virtudes que ellos habían practicado en
grado heroico. Y hay que confesarlo, lo ha
logrado. Se ha convertido en el padre absoluto de
aquellos jovencitos. Para todo se inspira en
nuestro don Bosco. íSi los nuestros supieran las
virtudes que practican estos muchachos! A su edad
visitan las cárceles, los hospitales; enseñan
catecismo a los presos; atienden a los enfermos,
los lavan y les prestan muchos otros servicios.
Fueron estos jovencitos los que, a fuerza de
penitencias, oraciones, confesiones y comuniones,
guiados siempre por el padre Delorenzi, obtuvieron
la beatificación de Juan Berckmans.
El Santo Padre ha mandado decir a don Bosco que
en cualquier momento que desee verlo no tiene más
que hacerse llevar, como aquí se dice, por el
arzobispo Berardi o por monseñor Pacifici. íCuánta
bondad! Tenía don Bosco que tratar en Roma asuntos
gravísimos con cierto señor que decían era muy
difícil. Pues íqué quieres, don Bosco le habla
personalmente, le gana a su causa y le convierte
en su patrocinador!
Continúe el buen Dios la obra tan bien
comenzada y fortiter y suaviter, esto primero,
después aquello, nuestras cosas irán prosperando.
Cuando don Bosco va por la calle es saludado
aún más que en Turín.
Todas las mañanas, al salir de casa, se
encuentra con la escalinata del palacio y el
zaguán repleto de gente que lo espera. Si quiere
que le dejen pasar, tiene que dar su bendición
desde lo alto de la escalera. Lo que más gusta a
todos es verle siempre tan tranquilo y con su
aspecto sonriente. Su jovialidad conquista los
corazones.
En este momento me interrumpe la carta el
arzobispo de Colossi, monseñor Rossi Vaccari, que
ha venido para saludar a don Bosco, el cual ronda
por la ciudad visitando enfermos. Tenemos aquí
cerca una moribunda desde hace quince días: dice
que no puede morir si antes no ve a don Bosco; una
vez que lo haya visto, asegura que morirá. Y don
Bosco todavía no ha podido consolarla.
Supe que tú te fatigas con demasiado trabajo.
Don Bosco se disgustó y te recomienda que te
cuides...
J. B. FRANCESIA, Pbro.
P.S.-Para la fiesta de san Francisco habíamos
quedado que se esperase.
El Chambelán del Emperador de Austria está en
este momento con don Bosco. La princesa Orsini le
espera para acompañarle a casa del príncipe
Torlonia. La princesa Odescalchi ha prometido a
don Bosco mil liras para la iglesia. La madre de
una sirviente suya es ortodoxa rusa, está a punto
de muerte y no piensa convertirse. Don Bosco reza
por ella, rezad también vosotros. No obstante don
Bosco, días antes de que cayera enferma, dijo y
aseguró que moriría católica. Quien venga a Roma y
vea las más bellas cosas, si no ha visto el
religioso triunfo de don Bosco, no ha visto nada.
Puedo escribirte esto a ti, pero no quisiera que
fuese del dominio público. ((**It8.622**)) Yo
quiero a don Bosco y, porque le quiero, hay
ciertas cosas suyas que es mejor que no se sepan.
Hoy besaré las cadenas de san Pedro, expuestas
en la iglesia vecina a nosotros. Di a la condesa
Collegno que su Emilia será inscrita en la Pía
Asociación del Sagrado Corazón el sábado, día
consagrado a la Purificación de María Santísima.
La persona moribunda desde hacía quince días,
de la que hace mención en su carta don Juan
Bautista Francesia, era una monja.
(**Es8.528**))
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